Leonardo Boff
2013-03-15
En las redes sociales había
anunciado que el futuro Papa se llamaría Francisco. Y no me equivoqué.
¿Por qué Francisco? Porque San Francisco comenzó su conversión al oír al
Crucifijo de la capilla de San Damián decirle: "Francisco, ve y
restaura mi casa, mira que está en ruinas" (San Buenaventura, Leyenda
Mayor II, 1).
Francisco tomó al pie de la
letra estas palabras y reconstruyó la iglesita de la Porciúncula, en
Asís, que aún existe en el interior de una inmensa catedral. Después se
dio cuenta de que era algo espiritual restaurar la «Iglesia que Cristo
rescató con su sangre» (ibid.). Fue entonces cuando comenzó su
movimiento de renovación de la Iglesia, presidida por el Papa más
poderoso de la historia, Inocencio III. Comenzó a vivir con los leprosos
y del brazo de uno de ellos iba por los caminos predicando el evangelio
en lengua popular y no en latín.
Es bueno saber que Francisco
nunca fue sacerdote sino laico solamente. Sólo al final de su vida,
cuando los Papas prohibieron a los laicos predicar, aceptó ser diácono a
condición de no recibir ningún tipo de remuneración por el cargo.
¿Por qué el cardenal Jorge
Mario Bergoglio ha elegido el nombre de Francisco? Creo que ha sido
porque se dio cuenta de que la Iglesia está en ruinas por la
desmoralización debida a los diversos escándalos que han afectado a lo
más precioso que ella tenía: la moral y la credibilidad.
Francisco no es un nombre, es
un proyecto de la Iglesia, pobre, sencilla, evangélica y desprovista de
todo poder. Es una Iglesia que anda por los caminos junto con los
últimos, que crea las primeras comunidades de hermanos que rezan el
breviario bajo los árboles con los pajaritos. Es una Iglesia ecológica
que llama a todos los seres con las dulces palabras de «hermanos y
hermanas». Francisco fue obediente a la Iglesia y a los papas y al mismo
tiempo siguió su propio camino con el evangelio de la pobreza en la
mano. Entonces escribió el teólogo Joseph Ratzinger: «El no de Francisco
a ese tipo imperial de Iglesia no podía ser más radical, es lo que
podríamos llamar una protesta profética» (en Zeit Jesu, Herder 1970, 269). Francisco no habla, simplemente inaugura lo nuevo.
Creo que el Papa Francisco
tiene en mente una iglesia fuera de los palacios y de los símbolos del
poder. Lo mostró al aparecer en público. Normalmente los Papas y
Ratzinger principalmente ponían sobre los hombros la muceta, esa capita
corta bordada en oro que sólo los emperadores podían usar. El Papa
Francisco llegó sólo vestido de blanco. En su discurso inaugural se
destacan tres puntos, de gran significado simbólico.
El primero: dijo que quiere
«presidir en la caridad», algo que se pedía desde la Reforma y los
mejores teólogos del ecumenismo. El Papa no debe presidir como un
monarca absoluto, revestido de poder sagrado, como prevé la ley
canónica. Según Jesús, debe presidir en el amor y fortalecer la fe de
los hermanos y hermanas.
El segundo: dio centralidad al
Pueblo de Dios, como destaca el Concilio Vaticano II, pero dejado de
lado por los dos papas anteriores en favor de la jerarquía. El Papa
Francisco pide humildemente al pueblo de Dios que rece por él y lo
bendiga. Sólo después él bendecirá al pueblo de Dios. Esto significa que
él está allí para servir y no para ser servido. Pide que le ayuden a
construir un camino juntos y clama por fraternidad para toda la
humanidad, donde los seres humanos no se reconocen como hermanos y
hermanas sino atados a las fuerzas de la economía.
Por último, evitó todo
espectáculo de la figura del Papa. No extendió ambos brazos para saludar
a la gente. Se quedó inmóvil, serio y sobrio, yo diría, casi asustado.
Solamente se veía una figura blanca que saludaba con cariño a la gente.
Pero irradiaba paz y confianza. Mostró humor hablando sin la retórica
oficialista, como un pastor habla a sus fieles.
Vale la pena mencionar que es
un Papa que viene de Gran Sur, donde están los más pobres de la
humanidad y donde vive el 60% de los católicos. Con su experiencia como
pastor, con una nueva visión de las cosas, desde abajo, podrá reformar
la Curia, descentralizar la administración y dar un rostro nuevo y
creíble a la Iglesia.
Fuente: http://leonardoboff.wordpress.com/2013/03/14/el-papa-franciscollamado-a-restaurar-la-iglesia/