LAS AMAN ZONTKS

Las amazonas fueron míticas mujeres que conformaron sociedades matriarcales durante periodos prolongados en distintas partes del mundo. Hoy, "amazonas" son aquellas mujeres que luchan por la igualdad de derechos y por una mejor sociedad.

viernes, 25 de noviembre de 2016

La violencia de género: un problema político




ALBA TV

ALAI AMLATINA, 25/11/2016.-  En el continente americano, desde los años noventa, los movimientos de mujeres vienen denunciando el carácter político de la violencia de género, siendo ésta al mismo tiempo resultado e instrumento del sistema de dominación patriarcal y sus prácticas de discriminación históricas, tan antiguas y arraigadas en la sociedad hasta hacerse “invisibles” y permear los distintos aspectos de la vida social. Se trata de una violencia en primer lugar sexista y misógina, pero también clasista, racista, ideológica, económica, política y religiosa, cometida contra las mujeres en cuanto mujeres dentro de un sistema que apunta a mantenerlas en una condición subalterna.

Las acciones de los movimientos feministas y de mujeres del continente a lo largo de estos años han ido visibilizando la responsabilidad no sólo social sino también institucional de la violencia de género: ya que las Instituciones cubren “un rol esencial en la reproducción de la violencia contra las mujeres, sea no implementando políticas y campañas de sensibilización adecuadas para contrastarla, sea actuando ellas mismas unas políticas discriminatorias que apuntan a conservar el estatus quo de disparidad entre los géneros”, como evidenciado en una investigación de la abogada y feminista Barbara Spinelli sobre el tema [1].

Frente a esta realidad, la articulación continental de los movimientos sociales feministas y de mujeres ha jugado, sobre todo en los últimos quince años, un rol clave para presionar los gobiernos a tomar medidas que apunten a garantizar los derechos humanos de las mujeres. En particular, a partir de procesos reales de denuncia social, junto también al compromiso institucional de mujeres del mundo académico y político, se ha logrado posicionar en las agendas legislativas de casi todos los países latinoamericanos el reconocimiento del crimen de femicidio (o inclusive de feminicidio, término más complejo que evidencia la responsabilidad de las instituciones y que se cataloga como “crimen de Estado”). El hecho de nombrar el femicidio/feminicidio ha permitido empezar a conocer las dimensiones reales de este grave problema, cuyas cifras son muy altas en toda Latinoamérica [2], para así generar acciones hacia un cambio social, cultural, legislativo, político.

Los derechos de las mujeres en la Revolución Bolivariana

En el marco de la Revolución Bolivariana, el gobierno venezolano se ha comprometido con los derechos de las mujeres, impulsando “políticas públicas, acciones legislativas, decisiones judiciales y múltiples medidas positivas para favorecer la superación de las formas de discriminación, desigualdades e iniquidades de género aún presentes en la sociedad venezolana “, como analizado en el informe [3] que la Red de Colectivos La Araña Feminista ha presentado a inicio de este año como contribución al Examen Periódico Universal (EPU) de la República Bolivariana de Venezuela.

El informe presentado por La Araña Feminista analiza avances y retos con respecto a los derechos humanos de las mujeres en el país, formulando recomendaciones específicas por cada tema en el cual aún falte ahondar para que éstos sean efectivos, garantizando “una mayor eficiencia en la ejecución de políticas públicas” e impulsando también “nuevas acciones en temas no abordados”. Si bien hay consideraciones específicas sobre la violencia de género, es necesario reconocer que ésta se caracteriza por violar los derechos humanos de las mujeres en general, y por eso hay que considerarla en todos sus aspectos.

Se habla entonces del derecho a decidir sobre el propio cuerpo y la interrupción voluntaria del embarazo, (tema de salud pública que representa una deuda de la Revolución Bolivariana hacia los derechos de las mujeres); de derechos sexuales y reproductivos (el problema del embarazo adolescente, la mortalidad materna y la violencia obstétrica); del derecho a una vida libre de violencia (han habido avances legales y se han creado tribunales y dependencias fiscales específicos para los casos de violencia de género, pero siguen habiendo patrones de conductas machistas en quienes administran la justicia); de los derechos a la participación política de las mujeres (masiva en el territorio y en las organizaciones sectoriales, pero aún muy inferior en las instancias de poder con capacidad de toma de decisiones); del derecho a una educación libre de prejuicios de género y estereotipos sexistas; del derecho al trabajo, las políticas de cuidado y crianza y el ejercicio de la corresponsabilidad; incluyendo unas recomendaciones sobre prostitución, trata y tráfico de personas con fines sexuales.

Guerra contra la Revolución, guerra contra las mujeres

En el contexto que actualmente vive la Revolución Bolivariana, caracterizado por ataques mediáticos, económicos y políticos por parte del capital transnacional y de las derechas nacionales y continentales, sin duda las mujeres constituyen un objetivo clave debido a su elevada participación política en los territorios. En este sentido, la guerra económica se ha nutrido de las desigualdades de género presentes en la sociedad venezolana: siendo las mujeres las encargadas culturalmente del cuidado de las hijas y los hijos, de las personas mayores y del hogar, han sido las principales afectadas, teniendo que dedicar mayores energías y tiempo para hacer frente a la desaparición de los productos de la cesta básica, de los pañales desechables, de los medicamentos.

Pero la guerra no se ha detenido en ese ámbito, atacando directamente a las mujeres chavistas de organizaciones de base o en cargos de gobierno. Amenazas, violaciones, mensajes ofensivos, hasta llegar al femicidio de mujeres activas políticamente en sus comunidades: ésta es la situación denunciada por Alejandra Laprea, del Colectivo feminista Tinta Violeta. “Ellas están haciendo irreversible nuestra revolución en lo más profundo del alma del pueblo, en nuestras comunidades. Son ellas y mujeres como ellas las que movilizan las bases, las que convierten en pueblo consciente a la “masa”, las que hacen posible la organización popular y la ejecución de políticas públicas como los consejos comunales o los CLAP. Ellas están envalentonando a la gente. Porque, si esa señora de más de 40 años, ex ama de casa, que quizá recientemente sacó el bachillerato en la misión Ribas, sale a la calle a tomar la palabra ¿quién no lo va a hacer? ¿quién no va a luchar por sus derechos, si ellas son las primeras en las filas de la revolución?... y eso las hace muy peligrosas y por eso las matan”, explica Alejandra Laprea.

“A las mujeres se nos cobra caro el tomar la palabra en público, el que metamos nuestra cuchara en la organización de nuestra sociedad y en las decisiones y acciones que esto implica. Se nos cobra como a cualquier otro revolucionario pero, también nos pasa factura el patriarcado. Esa factura del patriarcado a veces viene expresada en abuso o acoso sexual, a veces a través de amenazas a nuestras hijas o hijos, a veces se expresa poniendo en tela de juicio social que cumplamos en la familia, como madres e incluso se cuestiona lo que hemos construido como “ser mujer”. Todas estas acciones tienen como fin coartar la participación política de las mujeres que en el caso de la revolución significa coartar la participación de aproximadamente el 80% de las voceras de los consejos comunales, desarticular CLAPS, Comunas, entre otras organizaciones del poder popular que hemos creado y puesto a funcionar como el Nuevo Estado Revolucionario”, afirma Alejandra Laprea.

El necesario cambio cultural

La violencia machista sin embargo no es prerrogativa solamente de las derechas: en el seno de las mismas organizaciones e instituciones revolucionarias permanecen prácticas y actitudes patriarcales, que hacen necesaria una revisión constante y atenta para poderlas desenmascarar y enfrentar. Y si por un lado los dirigentes de los partidos políticos de la derecha están continuamente denigrando a las mujeres chavistas, algunos dirigentes de la revolución también han reproducido actitudes parecidas, como reclama en un reciente artículo muy crítico la periodista Indira Carpio.

“Una de las campañas sucias de la política venezolana en la actualidad consiste en (burlarse y) adivinar la paternidad de un supuesto embarazo de Lilian Tintori, la esposa del líder opositor preso Leopoldo López. Y si acaso todavía más retrogrado, condenarla porque abortaría” escribe Indira Carpio, “esto, como si no fuera suficiente el prontuario de López para mantenerlo tras las rejas”. Afirma Indira Carpio: “Si el machismo criollo tiene que hacer mierda los principios de la ideología que dicen practicar (el socialismo del siglo XXI) para mantenerse en el poder, se llevan por delante mujer, principios, y la ideología misma, entonces los infieles son sus militantes [4]”.

Alejandra Laprea, del Colectivo Tinta Violeta, también pone en evidencia el sustrato cultural machista que permea las organizaciones revolucionarias, y el necesario cambio cultural que hay que impulsar: “no es para que nos horroricemos o neguemos estas cosas, es para que tomemos consciencia que el patriarcado, al igual que los otros monstruos que reproducen el capitalismo, es decir el colonialismo y el racismo están sembrados desde hace más de 500 años en Nuestramérica y en cada una de nosotras y nosotros y que nuestro deber revolucionario es revisarnos todas y todos y ver como los arrancamos de nuestra sociedad, de nuestras prácticas políticas y culturales.” Por su parte, durante el Congreso Venezolano de Mujeres del año pasado, el Gobierno Bolivariano afirmó su disposición a enfrentar todos los temas de género, sin tabúes.

Notas

[1] Barbara Spinelli, Femminicidio. Dalla denuncia sociale al riconoscimento giuridico internazionale, Ed. Franco Angeli, Milano (2008)

[2] Según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se registra un incremento de las cifras de violencia de género y femicidio/feminicidio en la región: en este caso también hay que precisar que eso se debe también a un mayor reconocimiento legal de los hechos de violencia de género, anteriormente no reconocidos como tales. Sin embargo, mientras la aplicación de la justicia a los culpables siga limitada, la violencia se sigue perpetrando: actualmente, según la ONU, existe un 98% de impunidad.



Fuente: ALBA TV
http://www.albatv.org/La-violencia-de-genero-un-problema.html

jueves, 17 de noviembre de 2016

¡Papa Francisco, un hombre de mucho coraje!





El Vaticano fue escenario del 3º Encuentro Mundial de Movimientos Populares en diálogo con el Papa Francisco. 

Recientemente estuve en el 3º Encuentro Mundial de Movimientos Populares en Diálogo con el Papa Francisco, realizado en el Vaticano, entre los días 2 al 5 de noviembre. Participaron más de 200 delegados de 60 países, representando a movimientos sociales vinculados a la lucha en tres áreas: trabajo, tierra y techo. De Brasil, fuimos ocho delegados escogidos por los movimientos populares dedicados a estos asuntos.

El encuentro se inscribe en un proceso de permanente debate que iniciamos en el año 2013, del cual resultó el primer encuentro en el Vaticano, en octubre del 2014, y que fue seguido por un segundo,  mayor y latinoamericano, realizado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, donde reunimos más de 5 mil militantes populares. Ahora, el tercer encuentro, nuevamente fue en el Vaticano.

Este proceso de debate y diálogo entre el Papa Francisco y los movimientos populares partió de la propia voluntad política del pontífice de dialogar y dar protagonismo a los movimientos populares en todo el mundo, como estímulo a la organización de los trabajadores y de los más pobres, como esperanza  y necesidad  de cambios que precisa el sistema capitalista.

Por eso, los delegados son escogidos entre los dirigentes de los movimientos populares de todos los continentes, con la mayor pluralidad posible, considerando etnias, religiones, edades, culturas y equidad de género.

Y, aunque siempre participan de estos diálogos representantes del Vaticano, en especial de la Pontificia Comisión de Justicia y Paz, algunos obispos y cardenales vinculados con los movimientos populares en sus regiones, Francisco pidió que se eviten la representación de agentes de las pastorales de la Iglesia Católica, ya que para ellos existen otros espacios.

En el primer encuentro, la base del diálogo fue el debate sobre la realidad y la causa de los problemas que viven los trabajadores en las tres esferas de la lucha social abordadas. Se presentaron un amplio diagnóstico y reflexiones sobre las necesarias salidas, haciendo uso siempre del método de "ver-juzgar-actuar". El Papa Francisco construyó un documento, que, en esencia, se resumió en la defensa de un programa centrado en: “¡Ningún campesino sin tierra; ningún trabajador sin derechos; y ninguna familia sin vivienda digna!”.

Entre el primero y el segundo encuentro, se mantuvo el diálogo en torno de los problemas ambientales, de los agrotóxicos y de las semillas transgénicas, a partir de la consulta a muchos especialistas, teólogos, obispos y movimientos que actúan en esas áreas. Y el resultado fue una espléndida encíclica: “Laudato Si” [Alabado sea], en la cual el Papa sistematiza reflexiones, analiza las causas de los problemas ambientales y propone soluciones. El texto es la más profunda y rica contribución teórica y programática sobre el tema producida en todos los tiempos. Una contribución que ni la tradición teórica de izquierda había producido.
Después, en el segundo encuentro en Bolivia, con la fuerte presencia de afrodescendientes, pueblos indígenas y pueblos con conflictos en sus territorios, como el pueblo kurdo, se avanzó al derecho al territorio. El Papa sumó a sus reflexiones el concepto de que todo el pueblo tiene el derecho a la soberanía sobre su territorio. Y se avanzó también en la concepción de que los bienes de la naturaleza que existen en estos territorios deben ser aprovechados en beneficio de todo el pueblo, o sea, se trata de bienes comunes y no sólo de recursos a ser transformados en mercancías y rentas extraordinarias, como quieren las empresas capitalistas que explotan los bienes de la naturaleza, como los minerales, el petróleo, el agua y la biodiversidad.

Ahora, en el tercer encuentro, estaba en la agenda de los debates nuevos temas relacionados con los graves dilemas que la sociedad moderna está enfrentando en todo el mundo. El primer tema fue la cuestión del Estado y de la democracia. Contamos con la participación del ex presidente Pepe Mujica, de Uruguay, y de otros dirigentes políticos progresistas que enviaron reflexiones. Existe una crítica generalizada en todo el mundo relacionada al funcionamiento del Estado burgués por no representar las bases republicanas, los intereses de las mayorías. Porque la democracia representativa, formal y burguesa no consigue expresar el voto, el derecho y la voluntad de la mayoría de la población. El capital secuestró la democracia por la forma de organizar las elecciones.

Y sobre ese tema, el Papa reaccionó y sorprendió a todos, cuando definió que, en realidad, existe un Estado más que excluyente, un estado terrorista, que hace uso del dinero y del miedo para manipular la voluntad de las mayorías. El dinero expresa la fuerza del capital que sobrepasa las instituciones democráticas y el miedo, impuesto a la población por la manipulación mediática permanente.

Entre todos los participantes, nos quedó la convicción de que precisamos profundizar el debate en nuestros países, para construir nuevas formas de participación política del pueblo que, de hecho, garantice el derecho del pueblo a la participación política en todos los espacios de la vida social. Y nadie posee una receta, una fórmula, depende de la construcción real en la lucha de clases de cada país. La realidad es que estos procesos electorales actuales no son democráticos ni permiten la realización de la voluntad del pueblo.

Otro tema debatido, que tuvo avances en relación a los encuentros anteriores, fue el tema de los migrantes económicos y de los refugiados políticos. Europa vive una verdadera tragedia con los refugiados de Medio Oriente y de África. Millones, repito, millones, de personas están migrando todos los días, de todas las formas - en barco, caminando kilómetros y kilómetros -, para huir de la muerte rumbo a Europa. Y aunque ellos están migrando porque las empresas europeas son los principales proveedores de armas de Arabia Saudita y  de los gobiernos represores de la región, en Europa encuentran más exclusión y xenofobia.
En este sentido, la reflexión de los movimientos siguió en la línea del derecho a un territorio y de la lucha contra la xenofobia. Del derecho a la autodeterminación de los pueblos y contra la guerra. Las guerras no resuelven ningún conflicto social, sino que crean más problemas sociales, además de terminar con la vida de miles de personas, en general los más pobres y trabajadores. Todos los seres humanos son iguales, en su naturaleza y en los derechos. Aquí, emergió la idea de que debemos incorporar en todos nuestros programas la propuesta de la igualdad. La igualdad de oportunidades, de derechos y deberes, y la única base de una sociedad realmente democrática.

Y, sobre este asunto, el Papa Francisco reveló todo su coraje al denunciar que cuando quiebra un banco no demoran en llegar millones de euros para rescatar a los accionistas. Sin embargo, cuando un pueblo está en dificultades y migra, nunca hay recursos públicos para ayudarlos y se encuentra todo tipo de excusas. El Papa denunció el sistema capitalista como autor de esta contemporánea tragedia humana que estamos viviendo, de exclusión, de súper explotación de los migrantes y refugiados, no solo en Europa, sino también en diversas regiones del mundo, practicando aún más exclusión. Nunca se levantaron tantos muros de exclusión, en tantos países, como ahora.

Como ven, los debates fueron muy interesantes. Y deben seguir, por mucho tiempo gracias a la apertura y a la generosidad del Papa Francisco. Todos los documentos completos y los discursos del Papa están accesible en el sitio del encuentro (http://movimientospopulares.org/ )

Nosotros, de la delegación brasileña, exhibimos una manta con la frase “Fuera Temer” en plena plaza de la Basílica de San Pedro, denunciando el golpe y salimos convencidos de que, además de San Francisco de Asís, ahora tenemos un nuevo Francisco revolucionario dentro de la Iglesia.

São Paulo, 14 de noviembre de 2016

Traducción: María Julia Giménez. Edición: ALAI
Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/181691

martes, 2 de agosto de 2016

¿CÓMO LLEGAMOS A ESTE CAOS?




Por: Roberto Savio*

Una maldición china dice “Ojalá que le toquen tiempos interesantes”, ya que demasiados acontecimientos perturbarían el elemento esencial de la armonía, base del panteón chino.

Y estos son, por cierto, tiempos interesantes, en que se acumulan acontecimientos dramáticos, desde terrorismo a golpes de Estado y desde desastres climáticos pasando por el declive de instituciones hasta agitación social. Sería importante, aunque difícil, repasar brevemente cómo llegamos a esta situación de “falta de armonía”.

Comencemos por algo conocido. Tras la Segunda Guerra Mundial, hubo consenso en la necesidad de evitar que se repitiera el horror vivido entre 1939 y 1945. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue el foro que reunió a casi todos los países, y la consiguiente Guerra Fría propició la creación de una asociación de jóvenes estados recién independizados, los Países No Alineados, devenidos en una zona de contención entre Oriente y Occidente.

 La brecha entre el Norte y el Sur Global se convirtió en el asunto más importante de las relaciones internacionales. Tan así que en 1973, la Asamblea General de la ONU adoptó de forma unánime una resolución sobre el Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI). El mundo acordó un plan de acción para reducir las desigualdades, impulsar el crecimiento global y hacer de la cooperación y el derecho internacional la base de un mundo en armonía y en paz.

Tras la adopción del NOEI, la comunidad internacional comenzó a trabajar en ese sentido y tras la reunión preparatoria de París, en 1979, se organizó una cumbre con los jefes de Estado y de gobierno más influyentes en el balneario mexicano de Cancún, en 1981, para adoptar un plan de acción global.

 Entre los 22 jefes de Estado y de gobierno presentes, estaban el presidente estadounidense Ronald Reagan (1981-1989), elegido pocas semanas antes, quien se encontró con la primera ministra británica Margaret Thatcher (1979-1990), y ambos mandatarios procedieron a anular el NOEI y la idea de cooperación internacional. Los países diseñarían políticas según sus intereses nacionales y no se inclinarían ante ningún principio abstracto.

La ONU comenzó su declive como ámbito para fomentar la gobernanza. El lugar para la toma de decisiones pasó al Grupo de los Siete (G7) países más poderosos, hasta entonces un órgano técnico, y otras organizaciones dedicadas a defender los intereses nacionales de las naciones más fuertes.

 Además, otros tres acontecimientos ayudaron a Reagan y a Thatcher a cambiar el rumbo de la historia.

El primero, fue la creación del Consenso de Washington, en 1989, por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que impusieron la política según la cual el mercado era el único motor de las sociedades y los estados pasaron a ser un obstáculo y debían achicarse lo más posible. Reagan incluso evaluó la eliminación del Ministerio de Educación.

El impacto del Consenso de Washington en el llamado Tercer Mundo fue muy doloroso. Los ajustes estructurales redujeron drásticamente el frágil sistema público.

 El segundo, fue la caída del Muro de Berlín, también en 1989, que trajo aparejado el fin de las ideologías y la obligada adopción de la globalización neoliberal, que resultó ser una ideología todavía mucho más estricta.

 La globalización neoliberal se caracterizó por el predominio del mercado, que liberó a las empresas “libres” o privadas de toda obligación con el Estado; la reducción del gasto público en servicios sociales, la que destruyó las redes de protección social; la desregulación, la disminución de toda regulación estatal que pudiera reducir las ganancias, y la privatización, la venta de las empresas estatales, de bienes y servicios a inversores privados.

 Además, implicó la eliminación del concepto de “bien público” o “comunitario” y lo reemplazó por la “responsabilidad individual”, obligando a las personas más pobres a buscar soluciones por su cuenta para su falta de atención médica, de sistemas de educación y de seguridad social y luego culpándolas de su fracaso, considerándolas “flojas”.

 El tercero, fue la eliminación progresiva de las normas que regían al sector financiero, iniciada por Reagan y terminada por Bill Clinton (1993-2001) en 1999, en el marco de la cual los bancos de depósitos pudieron utilizar el dinero de sus clientes para la especulación.

Entonces, las finanzas, consideradas el lubricante de la economía, siguieron su propio camino, embarcándose en operaciones muy riesgosas y sin relación con la economía real. Actualmente, por cada dólar de bienes y servicios producidos, se generan 40 dólares en transacciones financieras.

Ya nadie defiende el Consenso de Washington ni la globalización neoliberal. Quedó claro que si bien desde el punto de vista macro, la globalización aumentó el comercio e impulsó el crecimiento financiero y global, a escala micro, resultó un desastre.

Los defensores de la globalización neoliberal sostenían que el crecimiento le llegaría a todo el mundo. En cambio, se concentró cada vez más en un número creciente de manos. En 2010, 388 personas concentraban la riqueza de 3.600 millones de personas. En 2014, ese número se redujo a 80 personas, y en 2015, a 62.

Tan así que ahora, el FMI y el Banco Mundial piden que se refuerce al Estado como regulador indispensable. Pero desde la caída del Muro de Berlín, Europa perdió 18 millones de personas de la clase media, y Estados Unidos, 24 millones. Además, ahora hay 1.830 multimillonarios con un capital neto de 6,4 billones de dólares. En Gran Bretaña se pronostica que en 2025 la desigualdad será la misma que en 1850, en plena época victoriana y cuando nacía el capitalismo.

El nuevo mundo creado por Reagan se basó en la codicia. Algunos historiados sostienen que la codicia y el miedo son los dos motores de la historia, y los valores y las prioridades cambian en una sociedad codiciosa.

Volviendo a nuestros días, tenemos un nuevo grupo de jinetes del Apocalipsis, los daños de los pasados 20 años (1981-2001) se agravan en los siguientes 20 años (2001-2020), los que todavía no transcurrieron.

El primer jinete, fue el colapso del sistema bancario en 2008 en Estados Unidos por especulaciones absurdas con los créditos hipotecarios. La crisis se expandió a Europa en 2009, a raíz de la caída del valor de los títulos inmobiliarios, como los griegos. Recordemos que para salvar al sistema financiero, los países destinaron cerca de cuatro billones de dólares, una cifra enorme si se tiene en cuenta que los bancos siguen teniendo unos 800.000 millones de dólares en activos tóxicos.

Mientras, los bancos tuvieron que pagar 220.000 millones de dólares en multas por actividades ilegales, pero ningún gerente fue condenado. Europa no volvió a la situación anterior a la crisis. Además, numerosos puestos de trabajo desaparecieron por la deslocalización de la producción a lugares más baratos y aumentaron los empleos de bajos salarios, además de los precarios.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un trabajador gana actualmente en términos reales 16 por ciento menos que antes de la crisis, lo que afectó principalmente a los sectores más jóvenes, con 10,5 por ciento de empleo promedio en Europa. Sin embargo, el único estímulo al crecimiento es para el sector bancario, al que el Banco Central Europeo vuelca 80.000 millones de dólares al mes. Ese monto habría resuelto fácilmente la falta de empleo juvenil.

 Los economistas hablan ahora de una “Nueva Economía”, en la que el desempleo es estructural. De 1959 a 1973, el crecimiento mundial se ubicó por encima de cinco por ciento al año, el que se redujo a tres por ciento en 1973, cuando la crisis del petróleo, que marcó un cambio. Y desde 2007 no logramos llegar a uno por ciento.

 Además, hay que agregar el desempleo creciente propiciado por el desarrollo tecnológico. Las fábricas necesitan una proporción menor de trabajadores. La Cuarta Revolución Industrial, que implica la producción robotizada y que ahora representa 12 por ciento del total se elevará a 40 por ciento en 2025.

Algunos economistas, como el estadounidense Larry Summers, una voz oficial del sistema, dicen que estamos en un período de estancamiento que durará varios años. El temor por el futuro se volvió una realidad, avivado por el terrorismo y el desempleo y por el sueño de muchas personas que creen que es posible volver a un pasado mejor.

 De eso se aprovechan, figuras populistas, desde el estadounidense Donald Trump a la francesa Marine Le Pen. Una de las consecuencias de la crisis es que en varios países europeos aparecieron partidos populistas, con plataformas nacionalistas y xenófobas, 47 la última vez que se contó. Muchos de ellos ya están en el gobierno o integran coaliciones gobernantes, como en Eslovaquia, Hungría y Polonia, y habrá que prestar atención a las próximas elecciones de Austria.

El segundo jinete del Apocalipsis es el resultado de las intervenciones armadas de Estados Unidos en Iraq, y luego de Europa en Libia y Siria, con un papel particular del ex presidente francés Nicolas Sarkozy (2007-2012).

Eso derivo en que a partir de 2012, Europa comenzara a recibir una inmigración masiva y para la cual no estaba preparada. De repente, a la gente le dio miedo la ola humana que se venía y su impacto en el mercado laboral, la cultura, la región, etcétera, convirtiéndose en un elemento importante del miedo.

 Y luego el tercer jinete, fue la creación del Estado Islámico (EI) en Siria en 2013, uno de los regalos de la invasión de Iraq, encabezada por Estados Unidos. No nos olvidemos de la crisis global, que comenzó en 2008, y desde entonces el populismo y el nacionalismo comenzaron a crecer.

El espectacular impacto del EI en los medios y la radicalización de muchos jóvenes europeos de origen árabe, por lo general marginados, acentuó el temor y fue un regalo para el populismo, ahora capaz de utilizar la xenofobia para movilizar a ciudadanas y ciudadanos inseguros y descontentos.

La decadencia de las instituciones europeas llevó a muchos países, tras el brexit, a pedir una profunda revisión del proyecto europeo. El 2 de octubre, Hungría consultará a su ciudadanía: ¿Aceptaría una cuota de inmigrantes impuesta por la Unión Europea (UE) contra la voluntad de parlamento húngaro?

Ese mismo día se repiten las elecciones en Austria por cuestiones de forma, luego de que en las anteriores, la extrema derecha perdiera por 36.000 votos. Le seguirán Holanda, Francia y Alemania, con la probabilidad de que crezcan los partidos de extrema derecha. Asimismo, Polonia y Eslovaquia también quieren realizar referendos sobre la UE. Es posible que para fines de 2017, las instituciones europeas estén profundamente dañadas.

El verdadero problema es que desde la fallida Cumbre de Cancún en 1981, los países perdieron la capacidad de pensar juntos. India, Japón, China y muchos otros atraviesan una ola de nacionalismo.

 En Cancún, todos los participantes, desde el entonces presidente francés François Mitterrand (1981-1995) hasta la primera ministra india Indira Ghandi (1066-1977 y 1980-1984), desde el presidente tanzano Julius Kambarage Nyerere (1964-1985) hasta el primer ministro canadiense Pierre Trudeau (1968-1979), compartían ciertos valores de justicia social, solidaridad, respeto por el derecho internacional, así como la convicción de que las sociedades fuertes eran la base de la democracia, excepto, por supuesto, Reagan y Thatcher, la que declaró: “no existe la sociedad, solo hay individuos”.

También consideraban a la paz y al desarrollo como paradigmas de buena gobernanza. Todo eso desapareció. Los líderes políticos actuales, sin ideologías y subordinados a las finanzas se han volcado principalmente al debate administrativo, sobre asuntos puntuales, sin contexto y donde es difícil distinguir entre la izquierda y la derecha. Claramente, estamos en un período de codicia y temor.

 El tiempo no ayuda.

 En 1900, Europa concentraba 24 por ciento de la población mundial. A fines de este siglo, solo cuatro por ciento. Nigeria tendrá más habitantes que Estados Unidos, y África, que ahora tiene 1.000 millones de habitantes, tendrá 2.000 millones en 2050 y 3.000 millones en 2100. Sería hora de que se discutiera cómo hacer frente al mundo que se viene. Se necesitaron 25 años para llegar a un acuerdo sobre cambio climático, y quizá ya demasiado tarde. En materia de migraciones y empleo, ese tiempo es una eternidad.

Además, ese debe ser un acuerdo global, no solo una reacción impulsiva de la canciller de Alemania, Ángela Merkel, en completa soledad, sin siquiera consultar al actual presidente de Francia, François Hollande. Pero ese tipo de agenda es políticamente inimaginable. ¿Cómo discutir algo así con Le Pen, Trump y otros populistas emergentes en el marco del nacionalismo que se propaga por el mundo?

Roberto Savio es periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de Inter Press Service (IPS). En los últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información que los mercados eliminan”. Other News .



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