LAS AMAN ZONTKS

Las amazonas fueron míticas mujeres que conformaron sociedades matriarcales durante periodos prolongados en distintas partes del mundo. Hoy, "amazonas" son aquellas mujeres que luchan por la igualdad de derechos y por una mejor sociedad.

martes, 8 de diciembre de 2015

SI ESTADOS UNIDOS FUERA UN PAÍS SOCIALISTA


Autor: Ivan Prado Sejas

¿Qué sucedería si Estados Unidos se convirtiera en un país socialista o comunista? Para algunos sería una hecatombe y para otros sería una Gran Transformación. Pero antes de seguir, debemos redefinir lo que fue, lo que es y lo que podría ser el socialismo.

Se define el socialismo como: “Doctrina que propugne la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción, de cambio y de distribución, así como la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales y de la distribución de los bienes.” Esta definición engloba, de alguna manera, la visión del socialismo desde la perspectiva del socialismo científico, que fue la que se aplicó en la mayoría de los países que se denominaron (Ex Unión Sovietica, Polonía, Rumania, etc.) y se denominan de socialistas (Cuba, Vietnam, China, etc.). Existieron también otras visiones de socialismo (Feuerbach, Brentano, Stein, Kant, Adler, Tugán, Bakuntn, Grun, Kriege, y otros) que fueron marginados por los defensores del socialismo científico. O sea, el socialismo científico se impuso en gran parte del planeta. En la aplicación de este socialismo, denominado científico, hubo aciertos y desaciertos. El acierto fue impulsar la idea de una sociedad basada en la igualdad. Los desaciertos fueron: a) Partir con una visión sesgada de la vida, donde se dijo y se dice que la misma se reduce a lo material; b) Promover la sobrevaloración de la personalidad, del ego-centrismo, en los líderes, quienes (muchos de ellos) se convirtieron en tiranos; c) Gestión pésima del estado, generando descalabros económicos; d) Falta de estrategias para enfrentar a los tentáculos del capitalismo; e) Falta total de visión espiritual de la vida. Por esto, y mucho más, el socialismo científico, al cual, yo denomino de socialismo materialista se derrumbo y dejó que el capitalismo “arrase” con todo. Sin embargo, en lo profundo del ser, el socialismo como VISION de un sistema futuro que posibilite que la humanidad sobreviva, todavía subsiste. Por esto, y a partir del desarrollo actual del hombre, en cuanto habitante racional de este planeta, y tomando en cuenta lo mejor de los sistemas socioeconómicos y religiosos creados por el ser humano, podemos redefinir el socialismo como aquel “sistema que posibilita la gestión homeostática de la realidad en los distintos reinos de la naturaleza (hominal, animal, vegetal y otros), velando por las necesidades individuales, grupales y sociales, hacia una transformación continua del planeta (para aquellos cuya visión va más allá de lo habitual, se puede añadir..., en equilibrio con el sistema solar, el cúmulo estelar y la Vía Láctea). El concepto parece demasiado pretencioso, y quizá alguien diga que estoy volviendo al socialismo utópico, sin embargo, la rueda de la evolución gira, y en algún momento cercano, el llamado salto cuántico del ser humano será una realidad, para pasar a un socialismo avanzado. En este socialismo surgirá con fuerza lo espiritual, por lo tanto, se podrán conjuncionar el socialismo y lo espiritual para hablar quizá de un “socialismo espiritualista”. Este sistema vislumbrado por aquellos que consideramos que el planeta sobrevivirá a la “catástrofe” que se nos viene encima, es posible que tenga otro nombre en el futuro, pero la esencia será la que se menciona.

En estas circunstancias, si Estados Unidos fuera un estado socialista, en el contexto mencionado, pasaría lo siguiente en ese país:

a) Se terminaría con la pobreza. En la actualidad, más de 40 millones de pobres viven en condiciones de pobreza en los distintos estados de USA. Estos pobres, son aquellos que materialmente están marginados y están por debajo de la línea de pobreza. El parámetro de marginamiento está dado por las propias exigencias desmesuradas del sistema hipercapitalista. Asimismo, si se redefine la pobreza también en función de las necesidades de vivienda, salud, movilidad, acceso a la buena educación, la cantidad de pobres aumentaría mucho más. Por cierto, si el capitalismo bajo la batuta del neoliberalismo, no se hubiera transformado en capitalismo salvaje o hipercapitalismo posiblemente hubiera disminuido la pobreza, pero con el neoliberalismo transformado en neolatrocinio, la pobreza sigue en aumento. Si Estados Unidos fuera socialista, la pobreza se eliminaría de prisa, puesto que si consideramos la riqueza actual que posee el país, por dar un ejemplo, el producto interno de Estados Unidos en 2010 llegó a U$ 14.72 billones. Un “buen matemático” lograría distribuir de forma equitativa la riqueza y alcanzaría para que todos los norteamericanos vivan con una alta calidad de vida.

b) La salud sería para todos. Hoy en día sólo los millonarios tienen derecho a todos los servicios de salud, con claras ventajas para vivir. Numéricamente, se dice que 290 millones tienen seguro de salud pagado, y que solamente unos 30 millones estarían sin ese seguro. El gobierno de Obama hizo aprobar una ley para incorporar a esa masa de gente al seguro de salud, pero ciertos “trogloditas” se oponen y quieren revertir la ley. Por otro lado, si bien, una buena parte de los habitantes de USA “tienen” seguro de salud, para la mayor parte de las personas, la cobertura es parcial, por lo tanto, en casos serios como el cáncer, el paciente tiene que acudir a un tratamiento particular, y el tratamiento médico, hospitalario y medicamentoso se hace muy caro. Para ciertas operaciones los pacientes tienen que gastar todos sus ahorros, vender bienes, prestarse, empeñar todo, poder pagar sumas exorbitantes. Asimismo, los medicamentos en USA, en precios, están en promedio entre 300% y 500% por encima del costo real. Por esto, muchos latinos vuelven a sus países de origen para ser operados o tratados. Obama ha logrado implantar una ley de salud que favorece a las minorías, y los republicanos (lamentablemente, muchos de ellos) se oponen ferozmente, diciendo que el programa involucra mucho “gasto”, pero, en verdad, a los republicanos les interesa “cuidar el bolsillo de los ricos”, por esto, para ellos, gastar en programa sociales (para personas) es “malgasto” o “gasto excesivo”. Si Estados Unidos fuera socialista, no habría enfermo que deje de ser atendido. Habría un seguro de salud universal, gratuito. Los medicamentos estarían al alcance de todos. 

c) La educación dejaría de ser “pobre en contenido”. El hecho de que la educación en USA sea pobre en contenido hace que una buena parte de la población norteamericana no haya desarrollado la capacidad de análisis crítico. El análisis crítico hace que la persona se dé cuenta de su realidad individual y social, y por lo tanto, asume una postura de transformación de la calidad de vida. Sujetos sin capacidad de análisis critico, aceptan todo del sistema como un rebaño de ovejas, y hoy, muchos de esos sujetos, constituyen un grupo de gente materialista hasta los tuétanos. Si Estados Unidos fuera socialista, la educación sería transformadora, para cambiar de forma continua la sociedad. La educación sería integral, donde el ser humano y el medio ambiente serían vistos como siendo interdependientes, constituyendo un organismo holístico. Entonces, el norteamericano no vería sólo su país, sino también vería los otros países, por lo tanto, vería a las otras personas. El lema sería: “La humanidad es una sola, y Estados Unidos es uno de los puntales del desarrollo socialista para el mundo”. La educación sería para el crecimiento personal y espiritual.

d) La educación dejaría de ser jerárquica y elitista. Existen miles de universidades en Estados Unidos y teóricamente cualquier individuo, que cumpla con los requisitos mínimos, puede inscribirse para estudiar alguna carrera. Ese requisito, en verdad es: “cuánto dinero posee el interesado”, para ingresar a “qué” universidad. De acuerdo a los rankings de universidades, en un mercado altamente competitivo, algunas universidades son inalcanzables para el 95% de los norteamericanos. Tal vez, aquellos que hacen el ranking, estén exagerando en suponer que solamente el 5% puede acceder a las universidades de “élite”, el número debe ser menor, considerando los 320 millones de habitantes. Si Estados Unidos fuera socialista, cualquier ciudadano se inscribiría en cualquiera de las universidades existentes. Todas ellas serían de calidad; para formar personas, y no como ahora sucede, para capacitar a los sujetos para ser simples herramientas del sistema hipercapitalista. La cuota de ingreso a las universidades sería mínima o gratuita. 

e) El poder del estado sería verdaderamente democrático. En la realidad, los republicanos y los demócratas han logrado hegemonizar la política en USA, y una tercera, o cuarta opción no surgen porque hay mucho dinero en juego. Alguna una vez, un millonario se dispuso a crear una tercera opción, no le fue bien; perdió frente a dos grupos sustentados por cientos de megamillonarios. Las opciones populares no tienen ninguna cabida en USA, ni para qué comentar. Si Estados Unidos fuera socialista todos los partidos tendría cabida y peso suficiente para llegar al poder. No sólo habrían dos partidos políticos hegemónicos, seguramente, existirían varios con verdadero peso, que posibiliten a los ciudadanos ejercer una verdadera democracia. La democracia no sería falsa como lo es ahora; la democracia sería DEMOCRACIA.

f) Lo espiritual estaría sobre lo material. Las organizaciones religiosas en Estados Unidos (no todas, por cierto), son una simplemente fachada de espiritualismo, puesto que consideran al ser humano como un ser sin cerebro ni corazón. Consideran al ciudadano norteamericano como a un sujeto ingenuo, que no es capaz de darse cuenta de su realidad. Antes, que promover la Verdad, promueven para que los fieles vivan en la irrealidad y se pongan vendas en los ojos y así no reconozcan al capitalismo perverso, por lo tanto, no se inmutan frente a las catástrofes sociales. Son pocas las organizaciones religiosas cuyos miembros se dan cuenta de la penosa realidad espiritual en que vive la sociedad norteamericana. Si Estados Unidos fuera socialista, sería el país vanguardia de la espiritualidad en el mundo. Las personas serían estimuladas para conocer la Verdad, la realidad ante todo. Se puede decir que: “Todos seguirían su Luz, y serían estimulados para trascender lo terreno”. Entonces, la estatua de la libertad tendría un verdadero sentido.

g) El arte, la música, la literatura, el deporte y serían estimulados de manera colectiva. No cabe duda que USA es el país que ha cultivado el desarrollo de talentos en la música, en la pintura, la literatura, el deporte y otros. Cuando uno ve a esos talentos, surge la sensación de querer estar allá para también desarrollar las potencialidades al máximo. Si Estados Unidos fuera socialista, el arte, la música, la literatura, el deporte y otras expresiones artísticas serían un medio para que todos los habitantes de USA y de otros países del planeta, pudiesen aprovechar de las condiciones que facilitan el desarrollo del talento humano. Desaparecerían aquellas megaempresas que esclavizan a muchos artistas y deportistas haciendo de ellos simples máquinas de hacer dinero.

h) El crecimiento personal, grupal, social y espiritual estarían por encima de cualquier otro crecimiento. Se dice que existe una crisis de valores en Estados Unidos porque el propio sistema capitalista ha entrado en crisis. Aquellos a quienes les interesa salvar el sistema está pensando más en sus “piscinas de dinero” (igual que el Tío Rico), que en la salud mental del país. Sólo se piensa en lo económico por lo “económico”, sin comprender que son seres humanos aquellos que inmersos en las finanzas y en la economía del país, y aquellos que sufren de la crisis. Obama ha hecho que USA empiece a “resucitar”, después que Bush lo llevó al borde del precipicio. Sin embargo, los republicanos, hoy, culpan a los demócratas de que el país no avance. Para aquellos que viven en USA y que no se dan cuenta de este hecho, esto es como: “Un chofer arruina el carro en el que se va de viaje, y los pasajeros deciden cambiar al chofer, quien empieza a arreglar los cientos de descalabros; pasa el tiempo, y el chofer que arruinó el carro anteriormente, empieza a culpar al nuevo chofer de que el carro no anda.” Si USA fuera socialista, el crecimiento personal, grupal, social y espiritual sería lo prioritario para beneficio, no sólo para sus habitantes, sino también para toda la humanidad.

i) El estado estaría al servicio total de la sociedad.
Hoy, los poderes de las megaempresas, se oponen totalmente para que el estado asuma un rol mayor en la gestión de las empresas de USA. A cada paso que Obama da en ese sentido, le ponen piedras en el camino. Defienden la propiedad privada a como de lugar. Es el niño de cuatro años que defiende a ultranza el objeto que se le dio, y considera de su propiedad, sin importar sus hermanos. Para los políticos de la ultraderecha, no importa si las megaempresas (empresas privadas) fueron corresponsables de la última gran crisis. Bueno, muchos de esos políticos, son socios de esas megaempresas, entonces, que se puede esperar de ellos. Entonces, los políticos de ultraderecha desean que el estado minimice al máximo su accionar, para que las megaempresas hagan lo que les de la gana. Si Estados Unidos fuera socialista sería un gran estado que vele por todos sus habitantes, sin discriminación de raza, por condición social o cultural. Y no solo se preocuparía de si mismo, sino también de todo el planeta. Se facilitaría para que todos sus habitantes tengan lo necesario, no solo en lo material, sino también en lo espiritual. Se controlaría para que toda empresa privada que todavía subsista esté totalmente al servicio de la comunidad. 

j) El desarrollo de la tecnología estaría supeditado a las necesidades y requerimientos de las personas y de la naturaleza. Hoy en día el desarrollo de la tecnología está más supeditada a los intereses de particulares, ya sean instituciones o empresas. O sea, primero se piensa sí la tecnología a ser desarrollada va favorecer las arcas económicas de “alguien”, que no necesariamente es el estado norteameriano. Si bien en este tema se benefician cientos y miles de empresas, entre pequeñas, medianas y grandes, las que mayor beneficio reciben son las megaempresas. En el transcurso de estas décadas, el beneficio para la población, no ha sido menos, seriamos injustos en condenar a la tecnología por ella misma. El problema es aquella tecnología que no tiene el control ambiental necesario y que va en detrimento del hombre y de la naturaleza. Si bien hay reglas ambientales escritas, en la practica, no se hace el control que se tiene que hacer, y no importa si cierta tecnología va afectar el ambiente a mediano o largo plazo. Las reglas son para hoy, “si hoy no ocurre nada, entonces, para qué preocuparse”, se dice. tampoco se va a señalar que en el tema ambiental no se ha hecho nada en USA, pero las medidas no son suficientes. Si Estados Unidos fuera socialista, la tecnología estaría desarrollada al 100% en función de las necesidades reales de los individuos y grupos en equilibrio con la naturaleza. No se fabricarían productos superfluos o innecesarios, no se fabricarían productos que generen una alta contaminación; no se afectaría a la naturaleza. Se preservarían espacios ecológicos donde animales y plantas tengan un hábitat seguro. Por ejemplo, no se permitiría que empresas madereras, tal cual las hormigas marabuntas, vayan depredando bosques afectando terriblemente el ecosistema del país. El lema sería: “Por un planeta limpio y puro”.

k) Las armas serían eliminadas. Hoy los norteamericanos parece que vivieran en un estado de guerra permanente. Estados Unidos anda metido en varios conflictos internacionales. En el propio país hay un “ejercito” de civiles armados por ciertas megaempresas que venden armas como caramelos. Los temas de la inseguridad ciudadana y el terrorismo, han sido utilizados para aumentar mucho más la fabricación para uso interno y para venta a otros países. Estados Unidos es el mayor fabricante de armas de todo tipo, desde armas individuales hasta armas de destrucción masiva. Si Estados Unidos fuera socialista, las armas irían disminuyendo hasta desaparecer, en el ámbito interno. Para defensa nacional, el armamento se disminuiría a lo mínimo necesario. Los ingentes recursos, emergentes de la eliminación del armamentismo, serían destinados a distintos programas como ser: “Vivienda para Todos”, “Comunicación para Todos”, “Alimentación para todos”, "Salud para todos" y otros, tanto para los habitantes del propio país, como para apoyar a los países que lo necesiten.

l) USA viviría en paz y en fluidez con todos los países del mundo. Con Bush, Estados Unidos estaba “peleado con todo el mundo”. La gestión también fue pésima en el ámbito internacional. Esa “pelea”, para Latinoamérica fue positiva, puesto que en poco tiempo en la mayor parte de los países asumieron el poder grupos de izquierda, progresistas y de tendencia social. Independiente de los matices, y por los frutos hasta ahora obtenidos, los pueblos se beneficiaron. Las multinacionales fueron controladas, evitándose de esta forma, “que metan o continúen usando su aspiradora” y saquen toda la riqueza de los países. Si Estados Unidos fuera socialista, no solo se pensaría en el propio país, sino también en el resto de países del mundo. No habría problemas en el tema de la migración, puesto que si Estados Unidos apoyara a otros países como debe, los propios estados se irían desarrollando, de tal forma, que las personas no necesitarían salir de su nación (Sabemos que la gente emigra a otros países, porque no encuentra trabajo en su país de origen). Estados Unidos sería un promotor de la paz y de la ciudadanía global, donde cada vez más, las fronteras se irían diluyendo hasta que el planeta se constituiría en un solo gran país, donde los “ex países”, serían simplemente provincias o departamentos.

De esta forma, podemos ver que si Estados Unidos se convertiría en un país con un sistema socialista, basado en principios que equilibren lo material y lo espiritual, sería de mucho beneficio para el mismo país y para la humanidad entera. Tal como está hoy, si no se dan cambios radicales en USA, hacia la transformación, y todavía exista un predominio de la cristalización (que conduce a la involución), veremos:
“Lagrimas caerán, y se convertirán en chorros de ácido, que irán horadando el suelo más duro. Tarde será para aquellos que no quieren ver, porque están identificados con la materia”.

De todas maneras: El salto por la humanidad será dado, pese a quien pese.


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

-Alto costo de tratamientos contra cáncer suscita debate en EEUU, 2009. Recuperado de
http://www.saludnews24.com.ar/noticias/salud/465-alto-costo-de-tratamientos-contra-cancer-suscita-debate-en-eeuu.html


-Chirinos Carlos (2009). Estados Unidos: histórico incremento de la pobreza.
BBC Mundo, Washington. Recuperado de
http://www.bbc.co.uk/mundo/internacional/2010/09/100916_estados_unidos_pobreza_record_hispanos_jp.shtml

-Clases de socialismo. Recuperado de
http://socialismosalle.8m.com/Clases_de_Socialismo.htm

-De nobel a nobel: Carta abierta de Perez Esquivel a Barack Obama. Recuperado de
http://informateonline.blogspot.com/2011/05/carta-abierta-de-perez-esquivel-barack.html

-El sistema de salud en los Estados Unidos último en el ranking. 2007. Periodismo en la Red. Recuperado en
http://www.periodismoenlared.com/sistema-salud-estados-unidos

-Estados Unidos permitió el tráfico de miles de armas a México, dice un agente federal. Recuperado de http://mexico.cnn.com/nacional/2011/03/04/eu-permitio-el-trafico-de-miles-de-armas-a-mexico-dice-un-agente-federal

-El Tribunal Supremo amplía a los niveles estatal y local el derecho constitucional a llevar armas. Recuperado de http://www.lukor.com/not-mun/america/portada/10062822.htm

-Fuerte aumento de la pobreza en Estados Unidos. Recuperado de
http://www.elblogsalmon.com/entorno/fuerte-aumento-de-la-pobreza-en-estados-unidos



-Mourad Alfredo. El Socialista Obama reta al fascismo americano. Recuperado de
http://www.aporrea.org/misiones/a121158.html

-Producto Interno Bruto de Estados Unidos, 2010. Recuperado de
http://www.indexmundi.com/es/estados_unidos/producto_interno_bruto_(pib).html

Fuente> http://www.alainet.org/es/articulo/174119

viernes, 6 de noviembre de 2015

LA CRISIS DEL PENSAMIENTO CRITICO LATINOAMERICANO



Emir Sader

ALAI AMLATINA, 04/11/2015.-  En el momento de auge de los enfrentamientos políticos y de las grandes luchas de ideas en América Latina, se siente con más fuerza la relativa ausencia de la intelectualidad crítica. En el momento en que los gobiernos progresistas sufren las más duras ofensivas de la derecha, buscando imponer procesos de restauración conservadora, valiéndose del monopolio de los medios de comunicación, el pensamiento crítico latinoamericano podría tener un rol importante, pero su ausencia relativa es otro factor que afecta la fuerza del campo de la izquierda.

La derecha se vale de ese monopolio y de sus pop stars. Vargas Llosa y Fernando Henrique Cardoso vuelven con fuerza al campo para apoyar a Mauricio Macri, a la derecha venezolana y a atacar a los gobiernos de Brasil. Ecuador, Bolivia. No les faltan espacios, aunque les falten ideas.

 Al pensamiento crítico no le faltan ideas, tiene que pelear por espacios, pero falta mucho más participación, faltan entidades que convoquen a la intelectualidad crítica a que participe activamente en el enfrentamiento de los problemas teóricos y políticos con que se enfrentan los procesos progresistas en América Latina.

Frente a la pobreza de las propuestas de retorno a la centralidad del mercado, del Estado mínimo, de las políticas de retorno a la subordinación a Estados Unidos, a la apología de las empresas privadas, queda un amplio marco de argumentos y de propuestas a ser asumidos por la intelectualidad de izquierda. Para desenmascarar las nuevas fisonomías que asume la derecha, para valorar los avances de la década y media de gobiernos posneoliberales, para  promover el rol de esos gobiernos latinoamericanos a contracorriente de la onda neoliberal que sigue barriendo el mundo y los derechos de los más vulnerables.

Esos gobiernos han hecho la crítica, en la práctica, de los dogmas del pensamiento único, de que “cualquier gobierno serio” debiera centrarse en los ajustes fiscales. De que no era posible crecer distribuyendo renta. De que las políticas sociales solo podrían existir como subproducto del crecimiento económico. De que el dinamismo depende de más mercado y menos Estado. De que no hay camino en el mundo que no sea el de la subordinación a los países del centro del capitalismo. De que el Sur es el retraso.

En fin, todo lo que los gobiernos progresistas han desmentido rotundamente, son argumentos fuertes para que el pensamiento crítico se apoye en ellos  y encare las dificultades presentes en las perspectiva de la profundización de esos procesos y no de su abandono. Esto lo hacen aquellos – de derecha y de ultra izquierda – que se refugian en el triste consuelo para ellos de un supuesto agotamiento del ciclo progresista. A ambas fuerzas les sobran motivaciones, más aún cuando han sido derrotadas por década y media. Pero les faltan razones, no pueden proyectar un futuro para el continente, que no sea la reiteración del pasado desastroso y superado o el discurso sin práctica.

Es el momento del pensamiento crítico, de dejar a un lado las prácticas burocráticas que neutralizan el potencial crítico del pensamiento latinoamericano, que mediocrizan las entidades tradicionales. Es hora de volver a protagonizar, en primera línea, la lucha antineoliberal, es hora de volver, sin miedo, a proponer ideas audaces, nuevas, emancipatorias, es hora  de volver a engarzar la intelectualidad crítica con las nuevas generaciones, huérfanas de futuro.

La burocratización es una enfermedad fatal para el pensamiento crítico, sea en las estructuras académicas, sea en las prácticas institucionales de otras instancias. ¿Hasta cuándo la intelectualidad crítica dejará que los “intelectuales mediáticos” de la derecha ocupen prácticamente solos los espacios de los debates de ideas, que formen nuevas generaciones en los valores del egoísmo, de los prejuicios, del consumismo?

La burocratización conduce a la despolitización, que es el mejor servicio que se puede prestar a la derecha, sustrayendo espacios críticos a la lucha de ideas para volcarlos simplemente a la mantención de cargos y de sueldos. Son burócratas que, aunque nominalmente pretendan pertenecer al campo de la izquierda, lo que hacen es desmoralizar a la izquierda, con el uso abusivo de las palabras sin práctica o con una práctica sin ideales ni proyección política concreta.

Fue una tragedia para la izquierda la separación entre una práctica sin teoría – que a menudo se pierde en los meandros de la institucionalidad vigente – y una teoría sin trascendencia concreta – que se pierde en sí misma.

Hoy es indispensable rescatar la articulación entre pensamiento crítico y lucha de superación del neoliberalismo, entre teoría y práctica, entre intelectualidad y compromiso político concreto. Si los viejos caminos se han desviado de esas vías, nuevos tienen que ser abiertos, los espacios públicos conquistados están ahí para ser ocupados.

“Los caminos que encontramos hechos / son desechos de viejos destinos. / No crucemos por esos caminos / Porque solo son caminos muertos” – como canta Pablo Milanés.

Seamos fieles a los precursores del pensamiento crítico latinoamericano, pero, sobretodo, fieles a los nuevos destinos que apenas hemos empezado a construir.

El que pierde la batalla de las ideas está condenado a la derrota política. No merecemos perder ni la una ni la otra.

- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (Uerj).


Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/173375

miércoles, 28 de octubre de 2015

Las Plumas Rojas de Canadá



Pierre Beaucage, ALAI AMLATINA, 27/10/2015

  Hace dos años, surgió en Canadá un movimiento indígena de nuevo cuño. Sus protagonistas eran jóvenes mujeres que protestaban contra las condiciones infrahumanas en las que vive la población autóctona de este país, particularmente las mujeres, en las « reservas » y en los barrios pobres de muchas ciudades. La chispa fue la huelga de hambre iniciada por Theresa Spence, jefa del pueblo de Attawapiskat, en el norte de la provincia de Ontario. Harta de ver que sus peticiones por agua potable, viviendas decentes y atención médica eran ignoradas por las autoridades del país, mantuvo su huelga durante semanas. Los medos que la ridiculizaban en un principio cambiaron de tono cuando vieron cómo se ampliaba la protesta. L@s miles de manifestantes que marcharon en todo el país tomaron como símbolo una Pluma Roja, color de rebelión, y adoptaron como consigna Idle No More («Se acabó la pasividad »). Para la mayor parte de la población no indígena de Canadá, el movimiento de las Plumas Rojas significó un despertar a la dura realidad que viven las Primeras Naciones, hoy.

La noche del 22 de octubre de 2015, llegó otra onda de choque. Salieron en la televisión pública de Radio Canadá (francesa) doce mujeres nishnabe de Val d’Or (ciudad minera al noroeste de Quebec), denunciando la violencia física y sexual de la que son víctimas desde hace años de parte de la propia policía (Sécurité du Québec). Esta vez la chispa fue la desaparición de una mujer nativa, Cindy Ruperthouse, en Val d’Or, ocurrida en abril de 2014. Las denuncias de la familia a la policía quedaron sin respuesta: se archivó el expediente sin hacer siquiera una consulta con la gente cercana. El hecho llamó la atención de un grupo de mujeres periodistas de investigación de Montreal: para ellas Cindy era una de las cerca de 2000 mujeres desaparecidas y asesinadas en Canadá en diez años. La periodista Josée Dupuis fue a Val d’Or y empezó a reconstituir la trama de esta desaparición.

Se ganó la confianza de las amigas de Cindy y éstas decidieron TOMAR LA PALABRA después de años y años de silencio. Sus testimonios en la televisión pública en un programa de mucha audiencia, impactaron en todo el país. Revelaban las condiciones espeluznantes en las que viven las mujeres indígenas que habitan esta ciudad minera (situación que seguramente se repiten en muchos otros lugares). Muchas jóvenes indígenas llegan a la ciudad « buscando una vida mejor » que la que conocieron en las reservas, donde reina la pobreza y sus secuelas, el alcoholismo y la violencia. Pero en la ciudad, no hay empleo para ellas y se encuentran rápidamente en la calle. Su situación económica precaria y el racismo imperante las hacen extremamente vulnerables, expuestas a más violencia de género. Los testimonios de las jóvenes muestran como los policías de la Süreté du Québec que deberían protegerlas se han convertido en sus opresores. Después de arrestos arbitrarios, el coche patrulla no se dirige a la comisaría, sino a un camino boscoso donde las agreden y las violan. La que se resiste recibe una golpiza. Un castigo alternativo: abandonar a la rebelde en pleno bosque, a dos horas de camino del pueblo ¡con treinta grados bajo de cero! Otra contó cómo, a los 19 años, se sintió más segura cuando vio que la llevaban a la comisaría: ¡allí mismo la violaron, mientras el personal miraba para otro lado! Cindy fue una víctima más de un sistema generalizado de abusos; en su caso terminó trágicamente. Aunque confiesan tener miedo de que su denuncia ponga su seguridad personal en peligro, las jóvenes sacaron a la luz la verdad

La investigación reveló también cómo el propio Ministerio de Justicia de la provincia de Québec estaba al tanto hace más de cinco meses de denuncias contra la policía … y no hizo nada hasta que las denuncia se hizo pública. El ejemplo venía desde arriba. El primer ministro canadiense Steven Harper, que detuvo el poder durante casi diez años, siempre se negó en hacer una investigación sobre las miles de desapariciones ocurridas (principalmente en dos provincias occidentales del país, Alberta y Columbia Británica), alegando que « había que dejar a la policía hacer su trabajo». Los acontecimientos de Val d’Or prueban que la policía puede ser precisamente parte de problema.

La onda de choque ya ha dado resultados: el ministerio de Justicia ha cesado (temporalmente) a ocho policías denunciados por sus víctimas. Un marcha juntó, en Val d’Or, a cientos de manifestantes, indígenas y no indígenas. La Asamblea de Primeras Naciones de Québec-Labrador que reúne a los jefes de los diez pueblos indígenas, ha convocado a una reunión de emergencia en el mismo Val d’Or para decidir de acciones inmediatas. Voces indígenas de todo el país exigen del nuevo primer ministro Justin Trudeau que realice por fin una investigación independiente a nivel nacional sobre los asesinatos y desapariciones de mujeres indígenas (a la que se comprometió durante la campaña electoral).

¡De un mar a otro, las Plumas Rojas se están alzando otra vez!

- Pierre Beaucage es Antropólogo
Montreal, Quebec, Canadá

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/173278#:desktop

lunes, 5 de octubre de 2015

El lobby mediático en contra de América Latina




Emir Sader*
Fuente: ALAI AMLATINA

América Latina – o por lo menos algunos de sus gobiernos – se ha puesto en contra de la corriente dominante desde hace décadas en el plano internacional. Despues de sufrir duramente los efectos de esa corriente, algunos gobiernos se han rebelado en contra de ella y empezado a poner en práctica políticas que contradicen frontalmente la onda neoliberal.

Los resultados no han podido ser mejores: mientras aumenta la desigualdad, la pobreza, la miseria, la exclusion social en el mundo, un pais como Brasil, que era el pais más desigual del continente más desigual, ha tenido avances espectaculares en este campo a tal  punto de proyectar a Lula como líder mundial de la lucha en contra del hambre. La Bolivia de Evo Morales, ubicado antes como uno de los países más pobres del continente, junto a Haiti y Honduras, ha pasado a ser un modelo de crecimiento económico y de promocion de la justicia social.  Los gobiernos de los Kirchner han logrado rescatar Argentina de la peor crisis de su historia, producida por el neoliberalismo, y hacer con que el pais vuelva a crecer y a distribuir renta. Ecuador se ha vuelto uno de los países latinoamericanos que más crece, con algunos de los mejores índices sociales.

Bastaría esos ejemplos – aunque podríamos citar otros – para que nos demos cuenta que son gobiernos que incomodan a los que siguen creyendo en la prioridad de los ajustes fiscales, en las políticas de austeridad, en la centralidad del mercado. América Latina – y esos gobiernos en particular – tienen que ser descalificados, para que se afirme el pensamiento único, el Consenso de Washington, según los cuales no habría alternativas al neoliberalismo.

En la vanguardia del lobby en contra de los gobiernos que avanzan en la superación del neoliberalismo y de sus  dogmas, se encuentran algunas publicaciones de proyección internacional: Financial Times, Wall Street Journal, The Economist, El País, entre otras.

Promueven sistemáticamente campañas para intentar descalificar los avances de esos gobiernos, que chocan con sus posiciones y las de los gobiernos neoliberales.

En ellas hasta hay columnistas latinoamericanos que se prestan a esas campañas, mientras otros, se acogen al silencio frente a esos ataques sistemáticos a los gobiernos de Argentina,  Bolivia, Brasil, Venezuela, Uruguay,  Ecuador. Si esos gobiernos se consolidan, son verdaderos desmentidos a los postulados de las políticas de austeridad que hasta ahora se imponen en Europa, a los preceptos del FMI y del Banco Mundial.

Había entonces que destruir sus imágenes, decir que los avances sociales o fueron engañosos o han desaparecido frente a las crisis actuales. Que los problemas enfrentados actualmente por algunos de esos gobiernos representarían su agotamiento. Que la corrupción, el autoritarismo, el populismo, habrían condenado esos gobiernos al fracaso.

Esas publicaciones, en particular, se empecinan, en campañas en contra de esos gobiernos, de sus líderes, porque les es insoportable que ellos hayan impuesto el período más largo de estabilidad política, con gran apoyo social, en una región donde sus gobiernos – dictaduras militares y gobiernos neoliberales – han fracasado rotundamente. Mientras que los gobiernos europeos que mantienen las políticas neoliberales, a pesar de sus efectos sociales trágicos, no son condenados por esos órganos que, al contrario, los tienen como referencias, aun con su incapacidad de superar la profunda y prolongada crisis recesiva iniciada en 2008 y sin plazo para terminar.

Los lobbies de los medios de comunicación internacionales son incapaces de comprender por qué los gobiernos que descalifican tanto, son capaces de reelegir a sus líderes o elegir a sus continuadores, mientras que los gobiernos latinoamericanos que ellos intentaron promover como alternativas – como los de la Alianza del Pacifico, especialmente México y Perú – tienen gobiernos sin apoyo popular, donde se suceden líderes desprestigiados. Pero siguen con su trabajo de pésimo periodismo, que no logra dar cuenta de porqué esos países del continente son excepciones a escala mundial, frente a los retrocesos de los gobiernos que mantienen modelos neoliberales.

"América Latina es la esperanza del planeta."

*Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (Uerj)

miércoles, 9 de septiembre de 2015

EE.UU. La ilusión de escoger la fuente informativa


"La excesiva información provoca atasco. Así, el cerebro vive dentro de la irrealidad, y al sistema le conviene que las personas vivan atiborradas de información, para que no se den cuenta de lo que realmente pasa en el mundo"



De Manuel E. Yepe

ALAI AMLATINA, 09/09/2015.-  Uno de los argumentos más sistemáticamente utilizados por la oligarquía de Estados Unidos para la defensa del sistema social capitalista que pretende expandir por el mundo en beneficio de sus intereses de dominación global es el derecho de opción informativa de que -argumentan- disfrutan los ciudadanos norteamericanos. Esa ilusión suscitada por la propia oligarquía pretende ignorar el riguroso control sobre los medios que en Estados Unidos ejerce un conglomerado de consorcios financieros.

Aunque ello es celosamente excluido como información de los grandes medios de prensa, se ha podido conocer que son apenas media docena los consorcios oligárquicos que ejercen el control del contenido informativo, ideológico y político de los medios en Estados Unidos. Son ellos: General Electric, News Corporation, CBS, Time Warner, Viacom y Disney. Compárese este fenómeno con la situación en 1983 cuando la industria de los medios estaba representada por 50 compañías mediáticas independientes.

Estos seis monstruos financieros poseen, o controlan de otra forma, el 90% de los principales medios de prensa en Estados Unidos y subsecuentemente ejercen un ascendiente decisivo en todos los países influenciados por la política informativa de Washington. Sus nombres o las porciones que cada una controla pueden variar a causa de compraventa, fusiones u operaciones de capital semejantes, pero el resultado será siempre el mismo.

“Cada una de estas corporaciones tiene sus propias historias sombrías, relaciones y actores sospechosos. Disney es considerado una esotérica empresa destinada a deformar las mentes de los niños con inquietantes imágenes subliminales. Una de estas empresas es también la duodécima mayor contratista de la defensa militar de Estados Unidos, por lo que no es sorprendente que gran parte de nuestros productos de entretenimiento se orienten a la glorificación de la guerra y la violencia”, asegura el periodista Vic Bishop, redactor del  Walking Times en un comentario aparecido el 28 de agosto en esa publicación. Bishop aborda en su comentario las distintas tácticas utilizadas por los medios estadounidenses para la siembra de consentimiento ciudadano hacia los objetivos de la oligarquía.

La promoción de valores materiales superficiales, egocéntricos y con evidente simplificación para el consumo de la población se corresponde con los intereses de estos seis grupos corporativos. Glorifican el consumo, la obediencia, la hipersexualización de la juventud, la ignorancia, la glorificación de la guerra, la vigilancia oficial en la vida privada de los ciudadanos, y así sucesivamente.

Instintivamente, los anunciantes apoyan a los conglomerados empresariales que controlan los medios porque les ayudan en la percepción de la opinión pública y las mentes de sus clientes. Según Bishop, con solo observar las propuestas que presentan para el consumo del público se puede derivar qué tipo de sociedad están esos seis conglomerados ayudando a construir. Tienen incluso el poder que fabricar la realidad que ellos quieren para el futuro y la presentan en sus programas como “reality shows”. Quienes no representen las narrativas y la agenda consumista que ellos pintan, no encajan en la sociedad que ellos pretenden.

La nocividad y los peligros del producto ideológico residen en que se consume día a día por cientos de millones de lectores, televidentes, radioyentes e incluso internautas que no tienen plena conciencia de ello.

Fuertes lobbies, fundaciones y grupos de poder político o empresarial tienen suficiente capacidad organizativa, financiera y política para llevar a cabo campañas de presión contra los medios o periodistas que se salen de la línea dominante. Para la mayoría de los medios resulta menos problemático y más rentable acatar esta presión que enfrentarse a esos lobbies.

Si a esto se agrega que el 80 % de la información internacional que se publica en el mundo procede de cuatro grandes agencias de países del llamado primer mundo (AP, UPI, Reuters y AFP) que son las que fijan el orden del día de las noticias según la agenda de sus intereses corporativos.

La pluralidad ideológica es aún más falsa. Presentan polémicas y debates que no son reales porque siempre son mantenidos dentro de coordenadas que no afectan lo esencial. El lector, o la audiencia, cree estar asistiendo a una discusión que muestra pluralidad y riqueza de opiniones cuando en verdad está siendo engañado con una discusión que se mantiene en un espectro ideológico y un  escenario muy limitado.

En su prólogo al libro de Pascual Serrano “Desinformación; Cómo los medios ocultan el mundo”, Ignacio Ramonet escribe que en Estados Unidos la censura funciona por atragantamiento, asfixia o atasco. “Ofrecen tanta información que el público no se da cuenta de que alguna (precisamente la que más nos haría falta) no está”.

- Manuel E. Yepe, http://manuelyepe.wordpress.com/

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miércoles, 19 de agosto de 2015

Grecia, Brasil y después


De: Atilio Borón, Adital
Si en Grecia la democracia sufrió un duro revés, otro tanto parece que está a punto de ocurrir en Brasil. Incapaz de prevalecer en las urnas, la derecha griega y sus mandantes en Bruselas reprobaron en el Parlamento lo que había sido aprobado por el pueblo en el referendo convocado por Syriza.
En Brasil, la derecha vernácula y sus compinches en el imperio lograron que el voto popular en contra del programa de la derecha radical encabezada por Aécio Neves fuese neutralizado por un golpe de mercado a resultas del cual el equipo económico de quien fuera derrotado en el balotaje fue instalado en Brasilia para perpetrar un ajuste salvaje. 

Pero esa derecha brasileña, en línea con la ofensiva destituyente lanzada por Washington, no quiere esperar hasta el próximo turno electoral, en octubre del 2018. Haciendo gala de su profundo desprecio por las normas democráticas y confirmando la sabiduría del dictum de Maquiavelo cuando dijo que no hay oposición leal, ahora pretende derrocar a Dilma Rousseff apelando a las tácticas del "golpe blando”: sabotaje del muy corrupto Congreso con "leyes bomba”; persecución del Poder Judicial, súbitamente preocupado por la corrupción del sector público y propenso a convalidar una salida "a la paraguaya” o "a la hondureña” de la presidenta; desenfrenado terrorismo mediático liderado por O Globo bajo el pretexto del combate a la corrupción, y convocatoria a marchas y cacerolazos para expresar el repudio de la "sociedad civil” en contra del gobierno del PT.

Como ya lo dijéramos, éste tiene una enorme responsabilidad en el estallido de la crisis actual porque desde inicios de su gestión gubernativa, en 2003, desmovilizó a su militancia, desorganizó su base social, adoptó un enfoque posibilista y tecnocrático que terminó debilitándolo frente a sus cada vez más enconados enemigos, lo que terminó por dejar a Dilma indefensa frente a los lobos de la derecha.

Pero, más allá de esta crítica, lo que quisiéramos señalar es otra semejanza con lo ocurrido en Grecia: propinar un castigo ejemplar, un escarmiento inolvidable, al povao brasileño que tuvo la osadía, como los griegos, de decir que no al ajuste ultraneoliberal. Lo impusieron después, por vías antidemocráticas, pero sin el consentimiento popular. Ahora debe sufrir en carne propia el costo de su insumisión.

Cierta izquierda puede caer en veleidades pseudointelectuales y dudar de la inmanencia de la lucha de clases en el capitalismo, pero la derecha jamás incurre en semejante despropósito. No conformes con el ajuste ya implementado por Dilma con el equipo de Aécio, van por más. Aprovechan la debilidad del gobierno para apoderarse de lo que queda de las empresas públicas, sobre todo Petrobras, perpetuar la dictadura del capital financiero (que embolsa el 51 por ciento del presupuesto federal del año 2015, un disparate en todo sentido), desandar los logros en materia de política social y, sobre todo, demostrar que en Brasil no puede haber gobiernos de izquierda, aunque sea de una izquierda inmoderadamente moderada como ha sido el caso del PT, para su propia perdición.

Lo que detiene por ahora la escalada golpista es el peligro de una desestabilización completa del sistema político que desemboque en una situación de ingobernabilidad, inédita en la historia de un país que, no por casualidad, sus clases dominantes fueron las últimas en la faz de la tierra en eliminar la esclavitud.

Ayer Grecia, hoy Brasil, ¿quién será el próximo?

lunes, 13 de julio de 2015

EL CUIDADO DE LA CASA COMUN



"Los católicos no sólo debemos entender la palabra de Francisco, sino también debemos sentir y actuar" 



El cuidado de la casa común


Carlos Ayala Ramírez

ALAI AMLATINA, 23/06/2015.- Se ha publicado Laudato si, la encíclica del papa Francisco sobre el cuidado de la casa común, que consta de seis capítulos: (1) “Lo que está pasando a nuestra casa”; (2) “El Evangelio de la creación”; (3) “Raíz humana de la crisis ecológica”; (4) “Una ecología integral”; (5) “Algunas líneas de orientación y acción”; y (6) “Educación y espiritualidad ecológica”. El documento está estructurado siguiendo tres momentos de análisis: ver, pensar y actuar. En el primero se hace un recorrido por distintos aspectos de la actual crisis ecológica, con el fin de dejarse interpelar en profundidad por ella. En el segundo (pensar) se retoman algunas razones que se desprenden de la tradición judeocristiana y de la ciencia, a fin de procurar una mayor coherencia en el compromiso con el medioambiente y enfrentar las raíces de la actual situación. Y en el tercer momento (actuar), a la luz de la reflexión previa, se proponen líneas de diálogo y acción que involucren tanto a los habitantes del planeta como a la política internacional.


El hilo conductor que atraviesa toda la encíclica es saber responder al desafío urgente de proteger nuestra casa común. Eso incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral. Se confía en que la humanidad aún tiene la capacidad de colaborar para construir, cultivar y cuidar nuestro planeta. En este sentido, un modelo de referencia e inspiración lo encuentra el papa en san Francisco de Asís. Creo, dice el obispo de Roma, “que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados (…) Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”.



Ahora bien, centrémonos en este primer comentario a la encíclica en aquellos problemas que hoy provocan inquietud y que ya no se pueden mantener ocultos. Siete son los aspectos señalados por el papa. Hagamos una mirada rápida.



Contaminación y cambio climático. Según la encíclica, existen formas de contaminación que afectan cotidianamente a todas las personas. La exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de efectos sobre la salud, especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras. A eso se suma la contaminación a causa del transporte, el humo de la industria, los depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y del agua, los fertilizantes, insecticidas, fungicidas, controladores de malezas y agrotóxicos en general. Estos factores están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura.



La cuestión del agua. Para Francisco, este es un asunto de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores sanitarios, agropecuarios e industriales. La provisión del líquido permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y a largo término. El papa plantea también que un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. Entre ellos son frecuentes las enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y sustancias químicas. La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil.



Pérdida de biodiversidad. En el documento se critica el hecho de que el planeta está siendo depredado a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar recursos sumamente importantes en el futuro no solo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades, entre otros.



Deterioro de la calidad de la vida humana y degradación social. En la carta se indica que si tenemos en cuenta que el ser humano también es una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a ser feliz, y que además tiene una dignidad única, no se puede dejar de considerar los efectos de la degradación ambiental, del actual modelo de desarrollo y de la cultura del descarte en la vida de las personas. Muchas ciudades son grandes estructuras ineficientes que gastan energía y agua en exceso. Hay barrios que, aunque hayan sido construidos recientemente, están congestionados y desordenados, sin espacios verdes suficientes. Para el papa, no es propio de la condición humana que vivamos cada vez más inundados de cemento, asfalto, vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza.



Inequidad planetaria. El ser humano y la naturaleza se degradan juntos, y no podremos afrontar adecuadamente la degradación de la segunda si no prestamos atención a las causas de la degradación humana y social. Y el deterioro del medioambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles del planeta. Por ejemplo, el agotamiento de las reservas ictícolas perjudica especialmente a quienes viven de la pesca artesanal y no tienen cómo reemplazarla; la contaminación del agua afecta particularmente a los más pobres, que no tienen posibilidad de comprar agua envasada; y la elevación del nivel del mar afecta principalmente a las poblaciones costeras empobrecidas que no tienen a dónde trasladarse.



La debilidad de las reacciones. Francisco llama la atención sobre la debilidad de la reacción política internacional. Expresa que el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas se muestra en el fracaso de las cumbres mundiales sobre medioambiente. Hay demasiados intereses particulares, y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos.



Diversidad de opiniones. Finalmente, la encíclica hace mención de las diversas visiones y líneas de pensamiento acerca de la situación y sus posibles soluciones. En un extremo, algunos defienden el mito del progreso y afirman que los problemas ecológicos se resolverán simplemente con nuevas aplicaciones técnicas, sin consideraciones éticas ni cambios de fondo. En el otro extremo, otros entienden que el ser humano solo es una amenaza y perjudica al ecosistema mundial, por lo cual conviene reducir su presencia en el planeta e impedirle todo tipo de intervención. Entre estos extremos, la reflexión debería identificar posibles escenarios.



Estas realidades tomadas en su conjunto, según Francisco, provocan el gemido de la Tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo y al clamor de cambiar de rumbo. Ese cambio requiere construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales sin perjudicar a las futuras. Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes de que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecno-económico terminen arrasando no solo con la política, sino también con la libertad y la justicia.

- Carlos Ayala Ramírez es director de radio YSUCA, El Salvador. 

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/170619

viernes, 10 de julio de 2015

EL PAPA FRANCISCO Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES: Su visita a Bolivia



SANTA CRUZ, 09 Jul. 15 / 07:31 pm (ACI).- El Papa Francisco pronunció un extenso discurso en el encuentro con los movimientos populares reunidos en esta ciudad boliviana. A continuación el texto completo del mismo (las cursivas indican las palabras que improvisó el Santo Padre):

Hermanos, hermanas. Buenas tardes a todos.

Hace algunos meses nos reunimos en Roma y tengo presente ese primer encuentro nuestro. Durante este tiempo los he llevado en mi corazón y en mis oraciones. Me alegra verlos de nuevo aquí, debatiendo los mejores caminos para superar las graves situaciones de injusticia que sufren los excluidos en todo el mundo. Gracias Señor Presidente Evo Morales por acompañar tan decididamente este Encuentro.

Aquella vez en Roma sentí algo muy lindo: fraternidad, garra, entrega, sed de justicia. Hoy, en Santa Cruz de la Sierra, vuelvo a sentir lo mismo. Gracias por eso. También he sabido por medio del Pontificio Consejo Justicia y Paz que preside el Cardenal Turkson, que son muchos en la Iglesia los que se sienten más cercanos a los movimientos populares. ¡Me alegra tanto! Ver la Iglesia con las puertas abiertas a todos Ustedes, que se involucre, acompañe y logre sistematizar en cada diócesis, en cada Comisión de Justicia y Paz, una colaboración real, permanente y comprometida con los movimientos populares. Los invito a todos, Obispos, sacerdotes y laicos, junto a las organizaciones sociales de las periferias urbanas y rurales, a profundizar ese encuentro.

Dios permite que hoy nos veamos otra vez. La Biblia nos recuerda que Dios escucha el clamor de su pueblo y quisiera yo también volver a unir mi voz a la de Ustedes: “Las famosas tres T”: tierra, techo y trabajo para todos nuestros hermanos y hermanas. Lo dije y lo repito: son derechos sagrados. Vale la pena, vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la tierra.

Primero de todo.

1. Empecemos reconociendo que necesitamos un cambio. Quiero aclarar, para que no haya malos entendidos, que hablo de los problemas comunes de todos los latinoamericanos y, en general también de toda la humanidad. Problemas que tienen una matriz global y que hoy ningún Estado puede resolver por sí mismo. Hecha esta aclaración, propongo que nos hagamos estas preguntas:

- ¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad?

- ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando estallan tantas guerras sin sentido y la violencia fratricida se adueña hasta de nuestros barrios? ¿Reconocemos que las cosas no andan bien cuando el suelo, el agua, el aire y todos los seres de la creación están bajo permanente amenaza?

Entonces, digámoslo sin miedo: necesitamos y queremos un cambio.

Ustedes –en sus cartas y en nuestros encuentros– me han relatado las múltiples exclusiones e injusticias que sufren en cada actividad laboral, en cada barrio, en cada territorio. Son tantas y tan diversas como tantas y diversas sus formas de enfrentarlas. Hay, sin embargo, un hilo invisible que une cada una de esas exclusiones, ¿podemos reconocerlo? Porque no se trata de cuestiones aisladas. Me pregunto si somos capaces de reconocer que estas realidades destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza?

Si esto así, insisto, digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco.

Queremos un cambio en nuestras vidas, en nuestros barrios, en el pago chico, en nuestra realidad más cercana; también un cambio que toque al mundo entero porque hoy la interdependencia planetaria requiere respuestas globales a los problemas locales. La globalización de la esperanza, que nace de los Pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir esta globalización de la exclusión y la indiferencia.

Quisiera hoy reflexionar con Ustedes sobre el cambio que queremos y necesitamos. Saben que escribí recientemente sobre los problemas del cambio climático. Pero, esta vez, quiero hablar de un cambio en el otro sentido. Un cambio positivo, un cambio que nos haga bien, un cambio –podríamos decir– redentor. Porque lo necesitamos.

Sé que Ustedes buscan un cambio y no sólo ustedes: en los distintos encuentros, en los distintos viajes he comprobado que existe una espera, una fuerte búsqueda, un anhelo de cambio en todos los Pueblos del mundo. Incluso dentro de esa minoría cada vez más reducida que cree beneficiarse con este sistema reina la insatisfacción y especialmente la tristeza. Muchos esperan un cambio que los libere de esa tristeza individualista que esclaviza.

El tiempo, hermanos, hermanas, el tiempo parece que se estuviera agotando; no alcanzó el pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa. Hoy la comunidad científica acepta lo que hace, ya desde hace mucho tiempo denuncian los humildes: se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema.

Se está castigando a la tierra, a los pueblos y las personas de un modo casi salvaje. Y detrás de tanto dolor, tanta muerte y destrucción, se huele el tufo de eso que Basilio de Cesarea llamaba «el estiércol del diablo». La ambición desenfrenada de dinero que gobierna. Ese es el estiércol del diablo. El servicio para el bien común queda relegado. Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común.

No quiero extenderme describiendo los efectos malignos de esta sutil dictadura: ustedes los conocen. Tampoco basta con señalar las causas estructurales del drama social y ambiental contemporáneo. Sufrimos cierto exceso de diagnóstico que a veces nos lleva a un pesimismo charlatán o a regodearnos en lo negativo. Al ver la crónica negra de cada día, creemos que no hay nada que se puede hacer salvo cuidarse a uno mismo y al pequeño círculo de la familia y los afectos.

¿Qué puedo hacer yo, cartonero, catadora, pepenador, recicladora frente a tantos problemas si apenas gano para comer? ¿Qué puedo hacer yo artesano, vendedor ambulante, transportista, trabajador excluido si ni siquiera tengo derechos laborales? ¿Qué puedo hacer yo, campesina, indígena, pescador que apenas puedo resistir el avasallamiento de las grandes corporaciones? ¿Qué puedo hacer yo desde mi villa, mi chabola, mi población, mi rancherío cuando soy diariamente discriminado y marginado? ¿Qué puede hacer ese estudiante, ese joven, ese militante, ese misionero que patea las barriadas y los parajes con el corazón lleno de sueños pero casi sin ninguna solución para sus problemas?

Pueden hacer mucho. Pueden hacer mucho. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de «las tres T» ¿De acuerdo?  (trabajo, techo, tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio, Cambios nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!

2. Ustedes son sembradores de cambio. Aquí en Bolivia he escuchado una frase que me gusta mucho: «proceso de cambio». El cambio concebido no como algo que un día llegará porque se impuso tal o cual opción política o porque se instauró tal o cual estructura social. Dolorosamente sabemos que un cambio de estructuras que no viene acompañado de una sincera conversión de las actitudes y del corazón termina a la larga o a la corta por burocratizarse, corromperse y sucumbir.

Por eso me gusta tanto la imagen del proceso, los procesos, donde la pasión por sembrar, por regar serenamente lo que otros verán florecer, remplaza la ansiedad por ocupar todos los espacios de poder disponibles y ver resultados inmediatos. La opción es por generar proceso y no por ocupar espacios. Cada uno de nosotros no es más que parte de un todo complejo y diverso interactuando en el tiempo: pueblos que luchan por una significación, por un destino, por vivir con dignidad, por «vivir bien». Dignamente, en ese sentido.

Ustedes, desde los movimientos populares, asumen las labores de siempre motivados por el amor fraterno que se revela contra la injusticia social. Cuando miramos el rostro de los que sufren, el rostro del campesino amenazado, del trabajador excluido, del indígena oprimido, de la familia sin techo, del migrante perseguido, del joven desocupado, del niño explotado, de la madre que perdió a su hijo en un tiroteo porque el barrio fue copado por el narcotráfico, del padre que perdió a su hija porque fue sometida a la esclavitud; cuando recordamos esos «rostros y esos nombres» se nos estremecen las entrañas frente a tanto dolor y nos conmovemos… Todos nos conmovemos, porque «hemos visto y oído», no la fría estadística sino las heridas de la humanidad doliente, nuestras heridas, nuestra carne. Eso es muy distinto a la teorización abstracta o la indignación elegante. Eso nos conmueve, nos mueve y buscamos al otro para movernos juntos. Esa emoción hecha acción comunitaria no se comprende únicamente con la razón: tiene un plus de sentido que sólo los pueblos entienden y que da su mística particular a los verdaderos movimientos populares.

Ustedes viven cada día, empapados, en el nudo de la tormenta humana. Me han hablado de sus causas, me han hecho parte de sus luchas ya desde Buenos Aires y yo se los agradezco. Ustedes, queridos hermanos, trabajan muchas veces en lo pequeño, en lo cercano, en la realidad injusta que se les impuso y a la que no se resignan, oponiendo una resistencia activa al sistema idolátrico que excluye, degrada y mata.

Los he visto trabajar incansablemente por la tierra y la agricultura campesina, por sus territorios y comunidades, por la dignificación de la economía popular, por la integración urbana de sus villas, por la autoconstrucción de viviendas y el desarrollo de infraestructura barrial, y en tantas actividades comunitarias que tienden a la reafirmación de algo tan elemental e innegablemente necesario como el derecho a «las tres T»: tierra, techo y trabajo.

Ese arraigo al barrio, a la tierra, al oficio, al gremio, ese reconocerse en el rostro del otro, esa proximidad del día a día, con sus miserias porque las hay, las tenemos y sus heroísmos cotidianos, es lo que permite ejercer el mandato del amor, no a partir de ideas o conceptos sino a partir del encuentro genuino entre personas, necesitamos instaurar esta cultura del encuentro porque ni los conceptos ni las ideas se aman; se aman las personas.

La entrega, la verdadera entrega surge del amor a hombres y mujeres, niños y ancianos, pueblos y comunidades… rostros y nombres que llenan el corazón. De esas semillas de esperanza sembradas pacientemente en las periferias olvidadas del planeta, de esos brotes de ternura que lucha por subsistir en la oscuridad de la exclusión, crecerán árboles grandes, surgirán bosques tupidos de esperanza para oxigenar este mundo.

Veo con alegría que ustedes trabajan en lo cercano, cuidando los brotes; pero, a la vez, con una perspectiva más amplia, protegiendo la arboleda. Trabajan en una perspectiva que no sólo aborda la realidad sectorial que cada uno de ustedes representa y a la que felizmente está arraigado, sino que también buscan resolver de raíz los problemas generales de pobreza, desigualdad y exclusión.

Los felicito por eso. Es imprescindible que, junto a la reivindicación de sus legítimos derechos, los Pueblos y sus organizaciones sociales construyan una alternativa humana a la globalización excluyente. Ustedes son sembradores del cambio. Que Dios les dé coraje, alegría, perseverancia y pasión para seguir sembrando. Tengan la certeza que tarde o temprano vamos de ver los frutos.

A los dirigentes les pido: sean creativos y nunca pierdan el arraigo a lo cercano, porque el padre de la mentira sabe usurpar palabras nobles, promover modas intelectuales y adoptar poses ideológicas, pero si ustedes construyen sobre bases sólidas, sobre las necesidades reales y la experiencia viva de sus hermanos, de los campesinos e indígenas, de los trabajadores excluidos y las familias marginadas, seguramente no se van a equivocar.

La Iglesia no puede ni debe ser ajena a este proceso en el anuncio del Evangelio. Muchos sacerdotes y agentes pastorales cumplen una enorme tarea acompañando y promoviendo a los excluidos en todo el mundo, junto a cooperativas, impulsando emprendimientos, construyendo viviendas, trabajando abnegadamente en los campos de la salud, el deporte y la educación. Estoy convencido que la colaboración respetuosa con los movimientos populares puede potenciar estos esfuerzos y fortalecer los procesos de cambio.

Y tengamos siempre presente en el corazón a la Virgen María, una humilde muchacha de un pequeño pueblo perdido en la periferia de un gran imperio, una madre sin techo que supo transformar una cueva de animales en la casa de Jesús con unos pañales y una montaña de ternura. María es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolores de parto hasta que brote la justicia. Yo rezo a la virgen tan venerada por el pueblo boliviano para que permita que este Encuentro nuestro sea fermento de cambio. El cura habla largo parece ¿no? Nooo (responden todos).

3. Por último quisiera que pensemos juntos algunas tareas importantes para este momento histórico, porque queremos un cambio positivo para el bien de todos nuestros hermanos y hermanas, eso lo sabemos. Queremos un cambio que se enriquezca con el trabajo mancomunado de los gobiernos, los movimientos populares y otras fuerzas sociales, eso también lo sabemos. Pero no es tan fácil definir el contenido del cambio, podría decirse, el programa social que refleje este proyecto de fraternidad y justicia que esperamos, no es fácil de definir.

En ese sentido, no esperen de este Papa una receta. Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social ni la propuesta de soluciones a los problemas contemporáneos. Me atrevería a decir que no existe una receta. La historia la construyen las generaciones que se suceden en el marco de pueblos que marchan buscando su propio camino y respetando los valores que Dios puso en el corazón.

Quisiera, sin embargo, proponer tres grandes tareas que requieren el decisivo aporte del conjunto de los movimientos populares:

3.1. La primera tarea es poner la economía al servicio de los Pueblos: Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero. Digamos NO a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye la Madre Tierra.

La economía no debería ser un mecanismo de acumulación sino la adecuada administración de la casa común. Eso implica cuidar celosamente la casa y distribuir adecuadamente los bienes entre todos. Su objeto no es únicamente asegurar la comida o un “decoroso sustento”. Ni siquiera, aunque ya sería un gran paso, garantizar el acceso a «las tres T» por las que ustedes luchan. Una economía verdaderamente comunitaria, podría decir, una economía de inspiración cristiana, debe garantizar a los pueblos dignidad «prosperidad sin exceptuar bien alguno» (1)   Esta última frase la dijo el Papa Juan XXIII hace 50 años. Jesús dice en el evangelio que aquel que le dé espontáneamente un vaso de agua cuando tiene sed será acogido en el reino de los cielos.  Esto implica «las tres T» pero también acceso a la educación, la salud, la innovación, las manifestaciones artísticas y culturales, la comunicación, el deporte y la recreación.

Una economía justa debe crear las condiciones para que cada persona pueda gozar de una infancia sin carencias, desarrollar sus talentos durante la juventud, trabajar con plenos derechos durante los años de actividad y acceder a una digna jubilación en la ancianidad. Es una economía donde el ser humano en armonía con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado en el ser social. Ustedes, y también otros pueblos, resumen este anhelo de una manera simple y bella: «vivir bien». Que no es lo mismo que ver pasar la vida.

Esta economía no es sólo deseable y necesaria sino también posible. No es una utopía ni una fantasía. Es una perspectiva extremadamente realista. Podemos lograrlo. Los recursos disponibles en el mundo, fruto del trabajo intergeneracional de los pueblos y los dones de la creación, son más que suficientes para el desarrollo integral de «todos los hombres y de todo el hombre». (2)

El problema, en cambio, es otro. Existe un sistema con otros objetivos. Un sistema que además de acelerar irresponsablemente los ritmos de la producción, además de implementar métodos en la industria y la agricultura que dañan la Madre Tierra en aras de la «productividad», sigue negándoles a miles de millones de hermanos los más elementales derechos económicos, sociales y culturales. Ese sistema atenta contra el proyecto de Jesús. Contra la Buena Noticia que trajo Jesús.

La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece.

El destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la doctrina social de la Iglesia. Es una realidad anterior a la propiedad privada. La propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar siempre en función de las necesidades de los pueblos. Y estas necesidades no se limitan al consumo. No basta con dejar caer algunas gotas cuando lo pobres agitan esa copa que nunca derrama por sí sola. Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras, coyunturales. Nunca podrán sustituir la verdadera inclusión: ésa que da el trabajo digno, libre, creativo, participativo y solidario.

Y en este camino, los movimientos populares tienen un rol esencial, no sólo exigiendo y reclamando, sino fundamentalmente creando. Ustedes son poetas sociales: creadores de trabajo, constructores de viviendas, productores de alimentos, sobre todo para los descartados por el mercado mundial.

He conocido de cerca distintas experiencias donde los trabajadores unidos en cooperativas y otras formas de organización comunitaria lograron crear trabajo donde sólo había sobras de la economía idolátrica y vi que algunos están aquí. Las empresas recuperadas, las ferias francas y las cooperativas de cartoneros son ejemplos de esa economía popular que surge de la exclusión y, de a poquito, con esfuerzo y paciencia, adopta formas solidarias que la dignifican. ¡Y qué distinto es eso a que los descartados por el mercado formal sean explotados como esclavos!

Los gobiernos que asumen como propia la tarea de poner la economía al servicio de los pueblos deben promover el fortalecimiento, mejoramiento, coordinación y expansión de estas formas de economía popular y producción comunitaria.

Esto implica mejorar los procesos de trabajo, proveer infraestructura adecuada y garantizar plenos derechos a los trabajadores de este sector alternativo. Cuando Estado y organizaciones sociales asumen juntos la misión de «las tres T» se activan los principios de solidaridad y subsidiariedad que permiten edificar el bien común en una democracia plena y participativa.

3.2. La segunda tarea, eran 3, es unir nuestros Pueblos en el camino de la paz y la justicia.

Los pueblos del mundo quieren ser artífices de su propio destino. Quieren transitar en paz su marcha hacia la justicia. No quieren tutelajes ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quieren que su cultura, su idioma, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean respetados.

Ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en los derechos de los pueblos particularmente el derecho a la independencia» (3)

Los pueblos de Latinoamérica parieron dolorosamente su independencia política y, desde entonces llevan casi dos siglos de una historia dramática y llena de contradicciones intentando conquistar una independencia plena.

En estos últimos años, después de tantos desencuentros, muchos países latinoamericanos han visto crecer la fraternidad entre sus pueblos. Los gobiernos de la Región aunaron esfuerzos para hacer respetar su soberanía, la de cada país y la del conjunto regional, que tan bellamente, como nuestros Padres de antaño, llaman la «Patria Grande». Les pido a ustedes, hermanos y hermanas de los movimientos populares, que cuiden y acrecienten esa unidad. Mantener la unidad frente a todo intento de división es necesario para que la región crezca en paz y justicia.

A pesar de estos avances, todavía subsisten factores que atentan contra este desarrollo humano equitativo y coartan la soberanía de los países de la «Patria Grande» y otras latitudes del planeta. El nuevo colonialismo adopta diversa fachadas. A veces, es el poder anónimo del ídolo dinero: corporaciones, prestamistas, algunos tratados denominados «de libres comercio» y la imposición de medidas de «austeridad» que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres.

Los obispos latinoamericanos lo denunciamos  con total claridad en el documento de Aparecida cuando afirman que «las instituciones financieras y las empresas transnacionales se fortalecen al punto de subordinar las economías locales, sobre todo, debilitando a los Estados, que aparecen cada vez más impotentes para llevar adelante proyectos de desarrollo al servicio de sus poblaciones». Hasta aquí la cita. (4) En otras ocasiones, bajo el noble ropaje de la lucha contra la corrupción, el narcotráfico o el terrorismo –graves males de nuestros tiempos que requieren una acción internacional coordinada– vemos que se impone a los Estados medidas que poco tienen que ver con la resolución de esas problemáticas y muchas veces empeora las cosas.

Del mismo modo, la concentración monopólica de los medios de comunicación social que pretende imponer pautas alienantes de consumo y cierta uniformidad cultural es otra de las formas que adopta el nuevo colonialismo. Es el colonialismo ideológico. Como dicen los Obispos de África, muchas veces se pretende convertir a los países pobres en «piezas de un mecanismo y de un engranaje gigantesco». (5)

Hay que reconocer que ninguno de los graves problemas de la humanidad se puede resolver sin interacción entre los Estados y los pueblos a nivel internacional. Todo acto de envergadura realizado en una parte del planeta repercute en todo en términos económicos, ecológicos, sociales y culturales. Hasta el crimen y la violencia se han globalizado. Por ello ningún gobierno puede actuar al margen de una responsabilidad común.

Si realmente queremos un cambio positivo, tenemos que asumir humildemente nuestra interdependencia, es decir, nuestra sana interdependencia. Pero interacción no es sinónimo de imposición, no es subordinación de unos en función de los intereses de otros. El colonialismo, nuevo y viejo, que reduce a los países pobres a meros proveedores de materia prima y trabajo barato, engendra violencia, miseria, migraciones forzadas y todos los males que vienen de la mano… precisamente porque al poner la periferia en función del centro les niega el derecho a un desarrollo integral. Y eso hermanos es inequidad y la inequidad genera violencia que no habrá recursos policiales, militares o de inteligencia capaces de detener.

Digamos NO entonces a las viejas y nuevas formas de colonialismo. Digamos SÍ al encuentro entre pueblos y culturas. Felices los que trabajan por la paz.

Y aquí quiero detenerme en un tema importante. Porque alguno podrá decir, con derecho, que «cuando el Papa habla del colonialismo se olvida de ciertas acciones de la Iglesia». Les digo, con pesar: se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios. Lo han reconocido mis antecesores, lo ha dicho el CELAM El Consejo Episcopal Latinoamericano y también quiero decirlo. Al igual que San Juan Pablo II pido que la Iglesia y cito lo que dijo Él «se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos» (6). Y quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue San Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América.

Y junto a este pedido de perdón y para ser justos también quiero que recordemos a millares de sacerdotes, obispos que se opusieron fuertemente a la lógica de la espada con la fuerza de la cruz. Hubo pecado y abundante, pero no pedimos perdón y por eso pido perdón, pero allí también donde hubo abundante pecado, sobreabundó la gracia a través de esos hombres de esos pueblos originarios. También les pido a todos, creyentes y no creyentes, que se acuerden de tantos Obispos, sacerdotes y laicos que predicaron y predican la buena noticia de Jesús con coraje y mansedumbre, respeto y en paz; No me quiero olvidar de las monjitas que anónimamente van a los barrios pobres llevando un mensaje de paz y dignidad, que en su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana y de amor, muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares incluso hasta el martirio.

La Iglesia, sus hijos e hijas, son una parte de la identidad de los pueblos en Latinoamérica. Identidad que tanto aquí como en otros países algunos poderes se empeñan en borrar, tal vez porque nuestra fe es revolucionaria, porque nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero. Hoy vemos con espanto cómo en Medio Oriente y otros lugares del mundo se persigue, se tortura, se asesina a muchos hermanos nuestros por su fe en Jesús. Eso también debemos denunciarlo: dentro de esta tercera guerra mundial en cuotas que estamos viviendo, hay una especie de -fuerzo la palabra- genocidio en marcha que debe cesar.

A los hermanos y hermanas del movimiento indígena latinoamericano, déjenme transmitirle mi más hondo cariño y felicitarlos por buscar la conjunción de sus pueblos y culturas, eso que yo llamo poliedro, una forma de convivencia donde las partes conservan su identidad construyendo juntas la pluralidad que no atenta, sino que fortalece la unidad. Su búsqueda de esa interculturalidad que combina la reafirmación de los derechos de los pueblos originarios con el respeto a la integridad territorial de los Estados nos enriquece y nos fortalece a todos.

3. 3. Y la tercera tarea, tal vez la más importante que debemos asumir hoy, es defender la Madre Tierra.

La casa común de todos nosotros está siendo saqueada, devastada, vejada impunemente. La cobardía en su defensa es un pecado grave. Vemos con decepción creciente como se suceden una tras otra cumbres internacionales sin ningún resultado importante. Existe un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar que no se está cumpliendo. No se puede permitir que ciertos intereses –que son globales pero no universales– se impongan, sometan a los Estados y organismos internacionales, y continúen destruyendo la creación.

Los Pueblos y sus movimientos están llamados a clamar, a movilizarse, a exigir –pacífica pero tenazmente– la adopción urgente de medidas apropiadas. Yo les pido, en nombre de Dios, que defiendan a la Madre Tierra. Sobre éste tema me he expresado debidamente en la Carta Encíclica Laudato si’ que creo que les será dada al finalizar. Tengo dos páginas y media en esta cita, pero (como resumen basta (verificar y falta)

4. Para finalizar, quisiera decirles nuevamente: el futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos; en su capacidad de organizar y también en sus manos que riegan con humildad y convicción este proceso de cambio. Los acompaño. Y cada uno Digamos juntos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez.

Sigan con su lucha y, por favor, cuiden mucho a la Madre Tierra. Rezo por ustedes, rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los defienda en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie: esa fuerza es la esperanza, y una cosa importante la esperanza que no defrauda, gracias.

Y, por favor, les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no puede rezar, con todo respeto, les pido que me piense bien y me mande buena onda.

Fuente: https://www.aciprensa.com/noticias/texto-discurso-del-papa-el-encuentro-con-los-movimientos-populares-en-bolivia-80606/

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