Iván Prado Sejas
El problema de la violencia contra la mujer se viene agudizando en todo el mundo. Por esto, las organizaciones pro-mujer, las instituciones de defensa de los derechos humanos, y otras organizaciones, están muy preocupadas, y están tomando acciones de defensa en todos los países, donde la violencia es el pan de cada día. Hoy, ya no se puede decir que sólo en los países subdesarrollados el tema de la violencia hacia la mujer sea un asnto cotidiano. Igualmente, en los países denominados de “desarrollados” la violencia contra la mujer se incrementa.
El problema de la violencia contra la mujer se viene agudizando en todo el mundo. Por esto, las organizaciones pro-mujer, las instituciones de defensa de los derechos humanos, y otras organizaciones, están muy preocupadas, y están tomando acciones de defensa en todos los países, donde la violencia es el pan de cada día. Hoy, ya no se puede decir que sólo en los países subdesarrollados el tema de la violencia hacia la mujer sea un asnto cotidiano. Igualmente, en los países denominados de “desarrollados” la violencia contra la mujer se incrementa.
Los
periódicos señalan datos que muestran que la violencia a la mujer ha
aumentado considerablemente en los últimos años. Por ejemplo en Cochabamba, se
muestra que de 1600 denuncias de violencia hechas en 2005, en el 2010 superaba las 4000 denuncias. Y en
estos últimos meses emerge el incremento del “feminicidio”.
¿Y por qué
surge esta violencia inusitada contra la mujer?
Fuera de
los elementos anómalos dentro de sociedades en descomposición, y que provocan
la violencia del hombre contra el hombre, y que son objeto de estudio desde la
sociología, la antropología, y otras ciencias afines, podemos revelar algunos
elementos que generan la violencia contra la mujer.
Inicialmente,
en Bolivia (y en muchos países del orbe), aun vivimos dentro de un modelo de
vida patriarcal, donde el varón es todavía la “cabeza”, o sea la cima, donde
ocurren todas las desgracias o calamidades o se generan todos los procesos de
transformación y cambio. Este modelo se ha desgastado bastante, y la mujer ha
ido tomando protagonismo, sobre todo en las áreas urbanas. En el campo todavía
predomina el modelo patriarcal. Este modelo patriarcal juega con el esquema
perceptivo de que el varón es el responsable de la familia, de la empresa, de
los grupos, y de la sociedad en general. Una especie de “dueño y señor” de vidas y objetos. En este
contexto, la mujer ha tenido que luchar, por siglos, para hacer valer sus
derechos y mostrar que ella está en igualdad de condiciones que el varón. Hasta
hoy, las mujeres han conseguido bastante en hacer valer sus derechos, y cada vez más se sienten de igual
a igual con los varones. Entonces, el modelo patriarcal está en crisis total y
la sociedad está cambiando hacia la igualdad.
Sin
embargo, el proceso de transformación de la sociedad hacia la equidad varón-mujer, extrañamente, no afecta a
todos los sujetos por igual. Hay varones que aceptan plenamente los derechos de
la mujer, y le otorgan un espacio equitativo en la sociedad. Pero, por otro
lado, hay varones que se resisten al cambio, y todavía ven a la mujer como un
sujeto secundario, dependiente, con menos derechos, y obligada a estar
supeditada al varón. Entonces, cuando la mujer se enfrenta a un individuo que
todavía funciona dentro de un modelo patriarcal (muchas veces con matices
machistas), entonces, se enfrenta con una “piedra”. En este contexto, el varón,
al haber introyectado un modelo patriarcal (y peor, si es machista), interpreta
el rol de sujeto castigador contra una mujer que se “rebela” (él así lo
considera). Él asume que la sociedad le ha otorgado un rol (el patriarcal) y por
eso, considera que debe mantener bajo su dominio a la mujer; y ésta debe mantenerse
sumisa a su voluntad. Y para mantener e imponer el modelo, si es necesario, hace
uso de la violencia física.
¿Frente a
esta situación qué se hace?
-En
principio, yendo a lo más cercano, nosotros… ¿qué es lo que debemos hacer para
cambiar los esquemas mentales patriarcales?
- Inicialmente, debo darme cuenta (como varón o como mujer) en qué medida he introyectado el esquema patriarcal, y cómo eso me afecta en el día a día, conmigo mismo, con mis amigos, con mis hermanos, con mi pareja, con mis padres, etc.
- Debo darme cuenta cómo los esquemas perceptivos patriarcales afectan en mi conducta, y en la conducta de los demás.
- Debo tomar conciencia de cómo (siendo una persona con esquema patriarcal) trasmito a mi pareja, a mis hijos, a mis amigos, y otros, el esquema (se dice que muchas mamás –aun siendo mujeres- paradójicamente, son más hábiles que los varones en inducir a su hijos hacia el modelo patriarcal).
- Habiendo tomado conciencia sobre en qué medida (menos o más) he introyectado el modelo patriarcal, empiezo a cambiar hacia un modelo equitativo, donde, tanto mujer como varón, tienen los mismos derechos y responsabilidades (se dice que hay algunas mujeres que se aprovechan de la situación de crisis; son patriarcales: para que el marido los mantenga; y al mismo tiempo, son matriarcales: para disponer totalmente de su salario en sus gastos personales).
- Habiendo tomado conciencia de que el modelo patriarcal no tiene más razón de ser, será necesario promover en la familia, en la escuela y en toda la sociedad la situación de igualdad entre el varón y la mujer.
-Por otro
lado, en Bolivia, a partir de los hechos de violencia, se está promoviendo acciones
para que sean elaboradas y aprobadas leyes en favor de la mujer. No está demás,
pero donde se debe trabajar más es en la educación: Dentro de la familia, en la
escuela y colegios, y a través de los medios de comunicación y de las entidades
sociales y culturales. Asimismo, el gobierno debe ser el promotor principal
para generar medidas preventivas y de desarrollo en favor de la mujer.
A pesar de
todo, la sociedad en general está cambiando, y la transformación es un hecho
real. Los seres humanos ya no aceptamos que se nos impongan modelos “a capricho”. El modelo patriarcal está en agonía. Los cambios provocan reacciones de oposición, y se hace uso de la violencia.
En este contexto, la mujer sigue siendo un elemento importante dentro el
proceso de transformación de la humanidad hacia una situación de equidad varón-mujer, y es de esperar que el varón se una
cada vez más a ese cambio. Así, la violencia contra la mujer no tendrá razón de existir.