LAS AMAN ZONTKS

Las amazonas fueron míticas mujeres que conformaron sociedades matriarcales durante periodos prolongados en distintas partes del mundo. Hoy, "amazonas" son aquellas mujeres que luchan por la igualdad de derechos y por una mejor sociedad.

sábado, 20 de octubre de 2012

¿POR QUÉ SE GANA O SE PIERDE EN LOS CONCURSOS LITERARIOS?



Iván Prado Sejas – Escritor y Psicólogo

Uno de los trampolines para dar un salto en el campo literario es el concurso literario (local, nacional o internacional) que otorga premios y posibilita la publicación y difusión de obras (novelas, cuentos y poemarios). Existen n cantidad de certámenes literarios en el mundo, y en Bolivia algunos pocos (muy pocos se podría decir, teniendo como referencia a España donde salen publicados más de mil concursos literarios al año). Los premios otorgados movilizan a los escritores, tanto noveles, de mediano recorrido y a los consagrados.

El ganar un premio en Bolivia, significa para el escritor (ya sea novel  o de mediano recorrido), una especie de “confirmación” que le da sello de que es un buen escritor. Esto siempre y cuando la organización del concurso literario haya estado dentro lo normal y el jurado esté compuesto por personalidades reconocidas dentro de la literatura. Los escritores noveles y de mediano recorrido que se benefician con el galardón, tienen abierto una senda que les puede conducir al éxito como escritores (siempre y cuando persistan con la escritura). Por cierto, en otros países, recibir premios de competencias literarias puede no significar nada, y en función de esta realidad, muchos de los grandes escritores jamás participaron en  concursos literarios. Y también, hay casos paradójicos de personas  que recibieron premios literarios, pero que jamás llegaron  ser escritores consagrados.  Asimismo, en la realidad boliviana,  puede suceder que alguna obra  gane un premio literario, pero no necesariamente significa que esa obra sea buena, puesto que se suceden una serie de cosas extrañas en el recojo y registro, en la lectura y evaluación, y en la selección misma de la obra “ganadora”.

Personalmente, en mi calidad de escritor, parto de la “premisa” que si una  obra no es premiada en un concurso literario, significa que no reúne las condiciones para ser galardonada, entonces, esto involucra que se debe aceptar el resultado. Esto pienso en primera instancia (de buena fe) y a partir del resultado, lo que queda al perdedor es prepararse para después y mejorar cada día más, para otro concurso (si es que desea presentarse a otro concurso literario). Sin embargo, a partir de la opinión y de la información recogida de escritores que han concursado, de personas que han fungido de jurados literarios y de una breve investigación que mi persona ha realizado, puedo también señalar varias situaciones para que un escritor concursante no sea ganador de un premio literario. Un escritor puede no ganar un certamen literario, porque:

1)  Su obra no reúne la calidad suficiente para ser premiada. El jurado ha estado compuesto por personajes importantes en el ámbito literario, con criterio técnico y estético.  La editorial respeta el criterio del jurado, y publica, promociona y vende la obra ganadora; además se beneficia económicamente. Entonces, lo que le queda por hacer al concursante no premiado es aceptar el resultado y que eso le sirva de acicate para mejorar. 

2)  Ya se sabe con anticipación qué obra será la premiada. Poco importa, la calidad de la obra seleccionada como ganadora, y tampoco interesa la frustración de los escritores perdedores. Esta situación puede tener sus peculiaridades: a) La editorial decide qué obra va ganar en función del mercado y de las utilidades económicas que desea obtener con la venta de la obra, y por esto coloca a empleados o dueños de la empresa, como jurados, o; b) Existen logias de escritores que hacen de jurados, y que  favorecen directamente a los miembros de la logia, o también se puede dar posturas localistas de escritores que favorecen al escritor del lugar, o; c) Algún miembro o varios miembros  del jurado defienden a capa y espada a algún escritor que  es conocido (amigo o pariente), que se presentó al concurso, y que lo identifican por el estilo o porque ya saben de antemano de quien se trata, o; d) Habiendo abierto el sobre del ganador, el jurado (influido por alguno o algunos) decide anular la obra ganadora (y la reemplazan por otra) porque: el escritor identificado es enemigo, es de otra región, es un autor que ya recibió premios, es de una tendencia política opuesta, es un pensador independiente, es “octogenario” o es demasiado joven, o; e) Tendencia sexista o racista de parte del jurado. En algunos lugares, todavía el jurado menosprecia el trabajo  de escritoras por ser mujeres y da preferencia al trabajo de varones.  Y también se da el caso de jurados que rechazan las obras de escritores indígenas o con ascendencia indígena. Los textos de los escritores que apellidan Condori, Mamani, Huanca, Sumami, Charupa, etc.,  no son aceptados.  Alguien preguntará: ¿Y para evitar todo eso, no se usan seudónimos? La respuesta es simple; se abren los sobres de los concursantes con la debida anticipación o los postulantes a “ganador” avisan a sus padrinos sobre el seudónimo que están usando. 

3)      Su obra es calificada sin criterio técnico o estético, puesto que el jurado está compuesto por gente que no tiene la preparación suficiente. Entonces, se premia cualquier obra, sin importar la calidad literaria. 

4)   Su obra no es leída, puesto que se presentaron cientos y cientos de concursantes. Los organizadores desechan o mantienen las obras con criterios cuantitativos (por el exceso en el número de obras presentadas), o sea, dejan de lado obras por procesos nada literarios. La selección es al azar. El que tiene “suerte” podrá tener  a su obra como elegida para ser leída y calificada por el jurado.  

5)  El concurso era internacional o nacional, pero en la selección de obras a ser leídas y calificadas, los organizadores o el jurado sólo da prioridad a las obras de autores nacionales o locales, respectivamente; entonces, su obra es desechada.    

6)    Muchas veces, a las competencias se presentan escritores consagrados y acaparan los premios. En Bolivia, son tan pocos los concursos literarios que se realizan que los premios sólo caben para pocos literatos; entonces, si se presentan a los mismos los buenos,  es probable que ganen y dejen de lado a los noveles autores  o con cierta trayectoria. También ocurre que la escritura no rinde rédito a ningún escritor, o sea que ningún autor boliviano que sólo edita libros en Bolivia, vive de la literatura; entonces, algunos escritores, de trayectoria, se presentan a los certámenes por el estimulo económico, por eso, algunos ya van por el segundo, tercer o cuartos premios ganados.  Acá no hay nada que hacer, ni siquiera ponerse a llorar, puesto que los consagrados tienen también derecho a presentarse a los concursos, si es que no hay nada al respecto en la convocatoria. Y si esto se mantiene así, los escritores noveles o de mediana trayectoria están liquidados en los certámenes literarios, o sea, quedan eliminados antes que se lean y califiquen sus obras.


Entonces, son varias las causas que generan que los escritores ganen o pierdan en los certámenes. Si los concursos son bien conducidos, entonces, para el escritor presentar su obra a una competencia literaria es todo un desafío (sobre todo para los noveles y de mediana trayectoria), y puede significar mucho el ganar. Si gana, su obra es valorada y sale a la luz pública como un aporte a la cultura nacional.  Para los consagrados que se presentan después de mucho tiempo a un concurso y ganan, seguramente el ganar involucra una cierta renovación.  En todos los casos,  la obra ganadora es publicada y el lector disfruta de su lectura. Las editoriales se benefician también económicamente.  

Si el escritor gana en un concurso mal llevado, entonces, existe la duda sobre la calidad de su obra. Aunque la editorial publique el libro, se sabe que es simplemente una producción para rendir utilidad económica o es fruto de un “chanchullo”, y la misma no es un aporte a la cultura del país. Para el escritor perdedor que no se entera de los manejos inadecuados, seguramente el concurso será uno más en su vida. Para el escritor perdedor que se entera de las artimañas,  la frustración, la rabia, la tristeza y la impotencia son sentimientos que emergen en un país donde todo puede ocurrir.  Entonces, hay concursos y “concursos”.  Y uno llega siempre a saber lo que sucedió.


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