Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/cura_del_cancer:_%C2%BFbloqueada_por_las_farmaceuticas?_%28entrevista_con_el_dr._michelakis%29-731485.html
Científicos
de la Universidad de Alberta, en Canadá, aseguran haber descubierto una
sustancia que elimina las células afectadas por tumores, pero no consiguen
fondos para seguir sus pruebas porque la sustancia que usan no tiene patente.
CIUDAD DE
BUENOS AIRES.-Investigadores de la Universidad de Alberta
han logrado curar el cáncer utilizando un medicamento llamado dicloroacetato,
sin embargo, como esta sustancia no requiere patente y es barata a comparación
con los medicamentos usados para combatir el cáncer por las grandes
farmacéuticas, está investigación no ha recibido mucho apoyo ni está haciendo
eco en los medios.
El Dr.
Evangelos Michelakis, profesor de la
Universidad de Alberta, probó el dicloroacetato en células humanas y notaron
que mata las células de cáncer en los pulmones, en el cerebro y en el pecho,
dejando solamente las células sanas. En ratas con severos tumores sus células
se encogieron al ser alimentadas con agua con esta sustancia.
El
dicloroacetato detona una acción en la mitocondria para que esta acabe de forma
natural con el cáncer en las células (tradicionalmente se enfoca en la
glucólisis para combatirlo).
El Dr
Michelakis manifestó su preocupación de no encontrar fondos para hacer
pruebas clínicas con dicloroacetato ya que no representaría fuertes ganancias
para inversionistas privados al no estar patentado.
Esto encaja
exactamente con lo que dijo el Premio Nobel de Medicina Richard J. Roberts en
una entrevista sobre como los fármacos que curan no son rentables y por eso no
son desarrollados por las farmacéuticas que en cambio sí
desarrollan medicamentos cronificadores que sean consumidos de forma
serializada.
La
entrevista originalmente fue publicada por el diario español Vanguardia:
¿La investigación se puede planificar?
Si yo fuera
ministro de Ciencia, buscaría a gente entusiasta con proyectos interesantes;
les daría el dinero justo para que no pudieran hacer nada más que investigar y
les dejaría trabajar diez años para sorprendernos.
Parece una buena política.
Se suele
creer que, para llegar muy lejos, tienes que apoyar la investigación básica;
pero si quieres resultados más inmediatos y rentables, debes apostar por la
aplicada…
¿Y no es así?
A menudo,
los descubrimientos más rentables se han hecho a partir de preguntas muy
básicas. Así nació la gigantesca y billonaria industria biotech estadounidense
para la que trabajo.
¿Cómo nació?
La
biotecnología surgió cuando gente apasionada se empezó a preguntar si podría
clonar genes y empezó a estudiarlos y a intentar purificarlos.
Toda una aventura.
Sí, pero
nadie esperaba hacerse rico con esas preguntas. Era difícil obtener fondos para
investigar las respuestas hasta que Nixon lanzó la guerra contra el cáncer en
1971.
¿Fue científicamente productiva?
Permitió,
con una enorme cantidad de fondos públicos, mucha investigación, como la mía,
que no servía directamente contra el cáncer, pero fue útil para entender los
mecanismos que permiten la vida.
¿Qué descubrió usted?
Phillip
Allen Sharp y yo fuimos premiados por el descubrimiento de los intrones en el
ADN eucariótico y el mecanismo de gen splicing (empalme de genes).
¿Para qué sirvió?
Ese
descubrimiento permitió entender cómo funciona el ADN y, sin embargo, sólo
tiene una relación indirecta con el cáncer.
¿Qué modelo de investigación le parece más eficaz, el estadounidense o
el europeo?
Es obvio que
el estadounidense, en el que toma parte activa el capital privado, es mucho más
eficiente. Tómese por ejemplo el espectacular avance de la industria
informática, donde es el dinero privado el que financia la investigación básica
y aplicada, pero respecto a la industria de la salud… Tengo mis reservas.
Le escucho.
La
investigación en la salud humana no puede depender tan sólo de su rentabilidad
económica. Lo que es bueno para los dividendos de las empresas no siempre es
bueno para las personas.
Explíquese.
La industria
farmacéutica quiere servir a los mercados de capital…
Como cualquier otra industria.
Es que no es
cualquier otra industria: estamos hablando de nuestra salud y nuestras vidas y
las de nuestros hijos y millones de seres humanos.
Pero si son rentables, investigarán mejor.
Si sólo
piensas en los beneficios, dejas de preocuparte por servir a los seres humanos.
Por ejemplo…
He comprobado
como en algunos casos los investigadores dependientes de fondos privados
hubieran descubierto medicinas muy eficaces que hubieran acabado por completo
con una enfermedad…
¿Y por qué dejan de investigar?
Porque las
farmacéuticas a menudo no están tan interesadas en curarle a usted como en
sacarle dinero, así que esa investigación, de repente, es desviada hacia el
descubrimiento de medicinas que no curan del todo, sino que cronifican la
enfermedad y le hacen experimentar una mejoría que desaparece cuando deja de
tomar el medicamento.
Es una grave acusación.
Pues es
habitual que las farmacéuticas estén interesadas en líneas de investigación no
para curar sino sólo para cronificar dolencias con medicamentos cronificadores
mucho más rentables que los que curan del todo y de una vez para siempre. Y no
tiene más que seguir el análisis financiero de la industria farmacológica y
comprobará lo que digo.
Hay dividendos que matan.
Por eso le
decía que la salud no puede ser un mercado más ni puede entenderse tan sólo
como un medio para ganar dinero. Y por eso creo que el modelo europeo mixto de
capital público y privado es menos fácil que propicie ese tipo de abusos.
¿Un ejemplo de esos abusos?
Se han
dejado de investigar antibióticos porque son demasiado efectivos y curaban del
todo. Como no se han desarrollado nuevos antibióticos, los microorganismos
infecciosos se han vuelto resistentes y hoy la tuberculosis, que en mi niñez
había sido derrotada, está resurgiendo y ha matado este año pasado a un millón
de personas.
¿No me habla usted del Tercer Mundo?
Ése es otro
triste capítulo: apenas se investigan las enfermedades tercermundistas, porque
los medicamentos que las combatirían no serían rentables. Pero yo le estoy
hablando de nuestro Primer Mundo: la medicina que cura del todo no es rentable
y por eso no investigan en ella.
¿Los políticos no intervienen?
No se haga
ilusiones: en nuestro sistema, los políticos son meros empleados de los grandes
capitales, que invierten lo necesario para que salgan elegidos sus chicos, y si
no salen, compran a los que son elegidos.
De todo habrá.
Al capital
sólo le interesa multiplicarse. Casi todos los políticos – y sé de lo que
hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales farmacéuticas que
financian sus campañas. Lo demás son palabras…
Richard J.
Roberts nació en Derby, Inglaterra, en 1943. Estudió inicialmente Química,
posteriormente se traslada a Estados Unidos, donde desarrolla actividad docente
en Harvard y en el Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York. Desde 1992
dirige los trabajos de investigación del Biolabs Institute, de Beverly,
(Massachusetts).
Obtuvo el
Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1993, compartido con Phillip A. Sharp,
por su trabajo sobre los intrones, fragmentos de ADN que no tiene nada que ver
con la información genética. Pudieron describir que la información depositada
en un gen no estaba dispuesta de forma continua, sino que se encontraba
fraccionada.
Los primeros
experimentos los realizaron sobre material genético de virus, particularmente
de adenovirus.
Ambos
llegaron a la conclusión de que el ARN ha tenido que preceder en la evolución
al ADN.
I.PS. *Quienes podrían frenar la desfachatez
de la grandes multinacionales farmacéuticas, podrían ser los gobiernos de Latinoamérica,
promoviendo y dando fondos para la investigación de nuevos medicamentos para la cura de enfermedades incurables y produciendo medicamentos que sean más baratos. Por ejemplo, durante el gobierno de Lula, Brasil ha estado
estimulando la producción de medicamentos más baratos para el SIDA.