LAS AMAN ZONTKS

Las amazonas fueron míticas mujeres que conformaron sociedades matriarcales durante periodos prolongados en distintas partes del mundo. Hoy, "amazonas" son aquellas mujeres que luchan por la igualdad de derechos y por una mejor sociedad.

lunes, 28 de julio de 2008

Rigoberta Menchú: Una Amazona de los derechos humanos


Entrevista de la BBC a Rigoberta Menchú


Le ha tocado vivir, tiene una misión, pero en cierto modo también escogió esa lucha. ¿Cuándo fue ese momento, ese cambio de pasar de la vida de Rigoberta Menchú individual a la vida de Rigoberta Menchú para los demás?


Creo que siempre fue dual mi vida. Yo nací en el campo, jugué como todas las niñas, hice los trabajos más duros y sin embargo siempre acompañé a mi papá en las luchas de la comunidad.
También acompañé a mi mamá a cortar las plantas medicinales porque ella era comadrona. Toda mi vida fue tejiéndose, y no necesitó un espacio preciso.
Hay cosas que ocurren en una fecha precisa, como me pasó el año pasado. De repente dije, nunca voy a tomar una copa de vino, una copa de alcohol, y yo sé que lo voy a cumplir ¿Por qué? Porque he visto a tantos jóvenes, a tantas familias con mucha violencia intrafamiliar y no quisiera terminar en esa situación.
O sea, cómo predicar y vivir a la vez. Yo siento que eso en cualquier momento uno puede hacerlo.

Llevan levantados desde las 5 de la madrugada, y está todavía hablándome con la misma mirada, que supongo que desde su infancia, desde que decidió luchar por los demás tiene en los ojos. ¿De dónde obtiene esa energía?

Bueno, yo creo en el más allá, en el Ahao, en el creador, en las energías del cosmos. Intento manejar mi vida en armonía con las energías que me rodean. Siempre me doy cuenta de una mala cara, de energías negativas, pero intento cultivar también las energías positivas.
Lo que usted no me ha preguntado es cuánta gente tuvo una mala impresión de mí hoy. Empezando por usted. Cuántas horas usted me siguió para que pudiéramos conversar con relativa calma digamos. A veces uno no termina de atender todo. Sin embargo, pienso que es la interacción de la vida.
Yo soy gente normal. Mañana me voy, quisiera llegar a ver si comió mi hijo. Yo cocino. A ver si salgo en un programa de televisión cocinando un plato Guatemalteco. Hago un poco de todo, y la energía yo creo que la podemos cultivar desde la espiritualidad. Un momento de concentración.

"Recuerdo los pies cuando a uno le salen hongos y uno camina en el lodo con bastante sufrimiento" Hay una terapia muy hermosa en la cultura Maya. Tú solamente te concentras en donde sale el sol, y pedís las energías, la luz, el calor, la claridad. Te concentras donde cae la noche y te imaginas los ancestros que allá están, que te miran, te entienden. Pedís su claridad y en una concentración rápida uno se llena de nuevo de energías para volver a empezar.


Y yendo un poquito más al pasado. Vayamos a la infancia de Rigoberta Menchú y a ese pueblo donde en un momento todo parecía bonito aunque la realidad era muy diferente. Había violencia, había impunidad. ¿Cómo le trataban sus padres para que no se diera cuenta de lo que le rodeaba en su pueblo natal?


Bueno, mis padres me trataron como a un niña normal, y yo creo que nosotros tenemos que tratar a nuestros hijos de lo más normal posible, independientemente de los ambientes en los que estamos.
Yo nací una niña normal, muy curiosa, probablemente muy atrevida, no muy hiperactiva, más callada que ahora. Y mis padres siempre me contaron cuentos, de la montaña, de los cerros, de los ríos, una fantasía verdaderamente distinta.
Yo disfruté mucho mi niñez y seguramente hice tantas travesuras que mis padres en algún momento me habrán dado unos chicotes, me habrán dado un regaño fuerte y seguramente me habrán corregido. Yo nunca concibo un niño que no sea corregido.
Nací en la oscuridad, digo, a las 4 de la tarde. En ese bosque nuboso empieza la noche y amanece bastante tarde y además llueve mucho. Recuerdo los pies cuando a uno le salen hongos y se camina en el lodo con bastante sufrimiento. Yo pienso que hoy por hoy no volvería a vivir así porque no aguantaría digamos.
Tal vez ya tengo reumatismo, ya tengo intoxicación porque como a destiempo. O sea, tengo una vida de desorden que nos quita la respiración, nos quita la calidad de vida. En cambio, en mi pueblo se comía yerbita y tortillas, pero se comía a tiempo. En fin, yo pienso que nunca renuncio a una cosa u otra. Yo disfruto toda la vida y me alegra mucho dormir con esa sensación de alegría.


Y todo esto viene del premio, o lo que otros llaman el castigo Nobel, lo que le ha dado esta condición de vida desordenada y también de protección. En cierto modo, el premio Nobel le ha supuesto que la vida de peligro que llevaba antes de obtenerlo, pues se haya tranquilizado un poco - aunque sigue recibiendo amenazas-. ¿Cómo se vive luchando por los Derechos Humanos y recibiendo a diario amenazas?


Yo pienso que hemos trabajado mucho en contra de la impunidad. Es un pacto de vida que yo he hecho de luchar toda la vida contra la impunidad. No es una lucha de un día, y mientras viva, yo lucho contra la impunidad.
Sé que la lucha no se dice sino que muchas veces hay que protagonizarla. Tenés miedo ¿no?, pero tenés que estar en frente de un tribunal, tenés que estar haciendo un trabajo profesional, tenés que ser muy minucioso para poder dar pruebas y no calumniar por calumniar. Entonces es un trabajo muy técnico también.
Un guía espiritual me dijo una vez "Rigoberta has ganado muchos trofeos internacionales. Hoy te toca ganar los trofeos espirituales que tenés que tener".
Si no tenés una dosis de espiritualidad en la vida, tus trofeos materiales te causarán mucho desequilibrio en la vida", y yo le seguí sus consejos. Por eso es que creo que la dosis más grande que nos dan las culturas ancestrales es la humildad.


¿Ha querido en algún momento bajarse del tren que la vida ha creado para usted?

Todos los días. Todos los días siempre hay alguien a quien que le digo "disculpe, no puedo hacer". Pero la gente no entiende, entonces como que tengo que pasar rápido. Porque hay un momento en que uno se cansa.
Pero esto es humano y yo creo que la gente tiene que ver a uno como normal y no como algo anormal. Es normal que uno se enoje, es normal que uno le haga una mala cara a alguien si realmente se siente mal ¿no?.
Entonces, yo soy una persona que intento hacerlo bien. Mucha gente cree que soy inaccesible, pero es porque veo una vez al año a las personas. Pero cuando trabajo con ellos todos los días, saben que soy muy exigente, pues también se quieren escapar de mí. Sí, realmente tampoco puedo decir que soy una "paloma blanca". Si fuera paloma blanca me habrían hecho frito y me habrían comido viva.

Supongo que el hecho de tener a alguien que proteger, un hijo, este hecho cambia la perspectiva de la vida?

Mis espíritus, mis nahuales, como se dice en Maya, me han castigado mucho. Primero, porque yo soy una persona que realmente ha llorado mucho; mucho, mucho, mucho, no poquito, porque he vivido cosas donde uno puede encontrar la muerte más cerca.
Sobretodo cuando tienes un hijo, cuando tienes una familia, cuando tienes otras personas contigo, a uno le entra siempre el temor y dice "si a mí me pasa algo, ¡Dios, que va a pasar con mi hijo!. Uno se vuelve protector.
En esa misión de protector, muchas veces uno sufre en silencio, porque tampoco quiere infundir miedo en los demás, pero no deja de preocuparse por eso.
A mí me pasa eso, me han pasado muchas tristezas. Sin embargo, cuando veo que la vida camina. Hoy mi hijo veo que ya es muy gordito, muy alto, tiene ya 11 años, y veo que es un muchacho ya que hace las cosas por su cuenta, entonces también entiendo que la esperanza es ver que crezca y que sea feliz. Uno relativiza.
Pero sí. La angustia de una madre es muy fuerte en este tiempo, no sólo por ser Guatemalteca, ser Maya, sino en cualquier lado los peligros están.
Yo siembro muchas flores en mi casa, y no todas las flores retoñan, pero eso me obliga a volver a sembrar una vez más y una vez más, hasta que pueda. Así que muchas veces el contacto con la tierra, el escarbar la tierra con la mano te ayuda a ser gente y te ayuda a ser persona normal.

Fuente: BBC

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