Autor: Ivan Prado Sejas
Uno de los comportamientos que aparece con bastante frecuencia en nuestra sociedad es el mentir. O sea, se manifiesta una conducta verbal respecto a un hecho, pero que no coincide con el hecho en sí. Entonces, la mentira distorsiona los hechos reales. Otro comportamiento que emerge en la sociedad es el de manifestar la verdad. O sea, se expresa una conducta verbal respecto a un hecho y que coincide con el hecho en sí. Acá, la verdad corresponde a los hechos reales, entonces, surge la veracidad.
Es necesario analizar los fenómenos de la mentira y a la veracidad, puesto que en la sociedad actual, estos dos comportamientos son utilizados por las personas y como consecuencia generan una dinámica negativa o positiva en las relaciones humanas, con efectos destructivos o constructivos.
Puesto que la mentira es castigada o reforzada conforme los hábitos psicosociales de los grupos, sus efectos más que provechosos (para aquellos individuos que usan la mentira premeditadamente), son contraproducentes para una sociedad normal. Existen también grupos de poder que sacan algún “beneficio” directo o indirecto del uso de las mentiras, sin embargo, el efecto a mediano o largo plazo no es para nada provechoso para la sociedad en su conjunto. Por ejemplo, las mentiras generan rompimiento en las parejas, conflictos familiares, o conflictos interpersonales o intergrupales. Asimismo, si revisamos la historia, “mentiras” han provocado conflictos entre países.
Por otro lado, la veracidad se muestra más beneficiosa en la interrelación humana. Por esto, si la pareja, la familia, los grupos y las empresas usan más frecuentemente la verdad, la ganancia para comprometerse con el otro, con el grupo, o con la organización es mayor. El individuo, la familia, la organización y la sociedad en general se favorecen más, si la veracidad impera en las relaciones.
En este contexto, me atrevo a analizar dos fenómenos, la mentira y la veracidad, desde una postura gestáltica, por lo tanto, fenomenológica. Este es un trabajo inicial, puesto que no existe mucho material al respecto de los temas a tratarse, menos aun desde el campo de la gestalt.
¿QUÉ ES LA MENTIRA?
La Real Academia Española nos dice que la mentira es la “expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa”. Entonces, la mentira es el enunciado que se dice sabiendo que no es verdad. Por lo tanto, cuando un individuo miente está diciendo lo contrario de lo que se sabe que es real o existente. Cuando uno miente distorsiona los datos de la realidad. Entonces, la mentira es el acto que se expresa sobre algo estando conciente de que no es verdad y que no corresponde a la realidad.
TIPOS DE MENTIRAS
Existe una variedad de mentiras, de acuerdo a la situación y a las características de los sujetos. Así, tenemos:
1. Tipos de mentiras que surgen en la entrevista clínica
Juan Carlos Martínez señala los siguientes tipos de mentiras que surgen en una situación de entrevista:
a) Mentiras por ocultamiento;
b) Mentiras por falseamiento;
c) Despistar al otro reconociendo la emoción propia pero atribuyéndola a una causa falsa;
d) Decir falsamente la verdad o admitir la verdad pero de una manera tan exagerada o irónica que el destinatario se vea desorientado o no recibe información alguna;
e) El ocultamiento a medias de la verdad, dejando de lado elementos decisivos;
f) La evasiva por inferencia incorrecta o decir la verdad pero de un modo que implique lo contrario de lo que es (ocultar verdaderos sentimientos haciendo algo que desvíe la atención o que nos impida hablar);
g) Exageración de la verdad para ridiculizar el descubrimiento del entrevistador.
2. Tipos de mentiras de acuerdo a las condiciones del sujeto
El individuo ha aprendido a mentir, y usa la mentira por distintos motivos:
a) Por temor: El sujeto tiene miedo de ser descubierto y ser castigado, por lo tanto miente para evitar un estimulo aversivo.
b) Para engañar: El individuo percibe que puede sacar ventaja de una información falsa y la usa premeditadamente mintiendo.
c) Por desinformación: El sujeto desconoce la realidad, y miente en función de los pocos datos que posee. Él sabe que no está bien informado, pero miente para salir del paso.
d) Para exagerar: El individuo distorsiona la realidad, exagerando sus causas y/o sus efectos, y miente proporcionado datos deformando los hechos.
e) Para hacer daño: El sujeto miente y usa información para hacer daño a los otros.
f) Por placer: En casos patológicos, como en el caso de los mitómanos, el sujeto miente por que le agrada mentir, puesto que saca beneficios personales de sus mentiras.
g) Por imitación: El individuo observa que los otros mienten, por lo tanto, él también usa la mentira para defenderse o para sacar algún beneficio.
3. Tipos de mentiras de acuerdo a las características del entorno
En el ambiente surgen condiciones que conducen al individuo a mentir, por lo tanto pueden presentarse las siguientes condiciones:
a) Existe una presión externa que obliga al sujeto a mentir. Por ejemplo, papás exageradamente punitivos, jefes persecutorios, grupo u organización que presionan a sus miembros, pueden generar que los mismos mientan
b) El ambiente es patológico o anómalo. No existen reglas o pautas claras para actuar en el ambiente, por lo tanto los sujetos pueden mentir. Por ejemplo familias, grupos u organizaciones neuróticas conducen a sus miembros a mentir.
c) Existen intereses económicos o de poder. Factores políticos y socioeconómicos mal aplicados conducen a los miembros del grupo social a mentir para mantener el sistema o defenderse del sistema.
d) Vigencia de paradigmas obsoletos: Los individuos se identifican con creencias falsas o con creencias que ya no tienen más sustento, y mienten a los otros intentando preservar dichas creencias.
4. Por transtornos de personalidad
En el ámbito de los transtornos de personalidad, Juan Carlos Martínez indica que existen los siguientes tipos de mentira: Naturales, antisociales, mitomaniácos y psicóticos. Pero, en esta clasificación se puede observar la inclusión de los psicóticos. Pregunto: ¿Los psicóticos mienten? Pienso que no, puesto que ellos viven una realidad propia, aunque ajena a la realidad de los sujetos normales. Ellos expresan sus percepciones a partir de su realidad. Se debe aclarar que, una característica de la mentira es la conciencia de saber que se miente y saber de alguna manera que lo que se expresa no coincide con la realidad. Para el psicótico aquello que “expresa” es su realidad, aunque no coincida con esa realidad, por lo tanto, él no está mintiendo. Esto mismo puede ocurrir con un sujeto ignorante, que interpreta la realidad de forma parcial, por lo tanto expresa su percepción, sin necesariamente estar mintiendo.
En estas circunstancias, considero que la clasificación de las mentiras, en un contexto anormal, sería la siguiente:
a) Mentiras neuróticas: El sujeto miente porque no puede autoregularse o controlar el ambiente. O sea, por su transtorno y para tener un cierto equilibrio temporal, el individuo neurótico se miente a sí mismo o miente a los otros. Pueden sentir culpa por mentir.
b) Mentiras psicopáticas: El psicópata asocial miente porque no puede regular el ambiente. No hace buen contacto con los otros, y recurre a la mentira para obtener lo que desea o para defenderse del medio. Por su parte, el psicópata antisocial carece de referentes éticos o morales. Miente para manipular o defenderse de los otros, porque los considera peligrosos. Ambos psicópatas no sienten ningún remordimiento por mentir.
c) Mentiras mitomaniacas: Los mitómanos mienten para manejar el ambiente donde viven. En muchas situaciones, los mitómanos manipulan a los otros para conseguir sus propósitos. Exageran en la mentira, porque por medio naturales no consiguen autoregularse o regular el entorno. El mitomaniatico para evitar sentir remordimiento se convence a sí mismo de la necesidad de mentir.
APRENDIZAJE DE LA MENTIRA
¿En qué momento el niño aprende a mentir? ¿En qué instante el niño dice la verdad?
En las primeras etapas de crecimiento el niño manifiesta lo que siente, entonces, podríamos decir que manifiesta la veracidad, desde su percepción y dentro su nivel etario. En estas primeras etapas no existe la mentira para el niño, puesto que él expresa lo que siente, lo que ve, lo que le duele, su disgustos, sus alegrías, etc. O sea, solo dice lo que le pasa, entonces, dice su verdad.
Después de los tres años, el niño puede mentir sin intención de mentir, dañar o falsear. O también puede mentir por imitación. Entre los cuatro y seis años, el niño se crea cuentos, y se inventa otra realidad y habla de ella como si existiese. Entre los siete y doce años, en función de su vivencia en el ámbito escolar y en la familia, el niño ya se da cuenta que miente para ocultar algo “malo” que ha hecho; miente para culpar al colega que le quitó algo; miente para no mostrar sus sentimientos o pensamientos; miente para no ser castigado, y; miente para que desaparezca el estimulo punitivo. En este rango de edad el niño puede aceptar que miente, y reconocer que ha falseado la información. A partir de los doce años, el niño ya introduce un matiz moral a la mentira y a la verdad.
Entonces, el niño aprende a mentir cuando: a) Observa que su comportamiento de mentir le posibilita ocultar un hecho acaecido con posibles consecuencias negativas para él. En este caso, para que el niño quiera ocultar algún hecho, tiene que existir un ambiente que castiga de manera sutil o directa. En ese ambiente que provoca temor el niño miente para evitar la aparición del estimulo punitivo o para evitar ser castigado. b) Ve que saca alguna ganancia como consecuencia de la mentira. En este caso, existe un ambiente que reconoce positivamente el acto de mentir del niño (p.e. los papás hacen “fiesta” por la viveza del niño). Entonces, el niño repite el acto de mentir puesto que le trae recompensa. c) Por imitación, el niño aprende de sus padres, hermanos mayores y de todos aquellos allegados que interactúan con él y que muestran la mentira como algo “necesario”.
Así, el acto de mentir es aprendido por las consecuencias en el individuo y en el propio ambiente. En estas circunstancias, se puede señalar que el aprendizaje se da en la relación organismo/entorno. La mentira tiene un significado para el infante, puesto que con ella, el niño puede evadir un castigo o una reprimenda, puede sacar alguna utilidad, o simplemente puede “salir del paso”. El comportamiento de mentir refleja los esquemas perceptivos, los sentimientos y pensamientos que tiene el niño para falsear la realidad, en un entorno que provoca o estimula ese acto de mentir.
¿QUÉ PAPEL JUEGAN LOS MECANISMOS DE RESISTENCIA?
Los mecanismos de resistencia son sistemas de adaptación del individuo en contacto con el ambiente. Se puede decir que detrás del acto de mentir están también varios mecanismos de resistencia que el individuo desarrolla y usa a lo largo de su vida. Los mecanismos de resistencia se expresan a través de distintas actitudes y diferentes comportamientos frente a determinadas circunstancias, y uno de los comportamientos emergentes puede ser el de mentir. Entre los mecanismos de resistencia, que pueden estar relacionados con la mentira, tenemos:
1) La introyección: Salama y Villarreal (1988) señalan que “La introyección es entonces el mecanismo neurótico mediante el cual incorporamos dentro de nosotros mismos patrones, actitudes, modos de actuar y pensar que no son verdaderamente nuestros”. Así, con este mecanismo el individuo introduce pautas que no hacen parte de él, sino que son de los otros. Padres rígidos, en general, son generadores de introyectos en los hijos. Teniendo introyectos que van en contra ruta de los deseos o intereses del individuo, pueden ocasionar que éste se mienta a sí mismo, para aceptar dichos introyectos. Por otro lado, el individuo puede darse cuenta que los introyectos son pautas de los otros (p.e. sus padres), pero observa que no puede sacarlos fuera de sí, de manera inmediata o contundente, por temor o inseguridad, entonces, puede falsear su conducta, disimulando o mintiendo.
2) La proyección: Sinay e Blasberg (1997) indican que la proyección es una: “Forma de resistencia que consiste en atribuir a otro un aspecto rechazado de sí”. Por su parte, Castanedo (1988) señala: “El mecanismo opuesto a la introyección se conoce como proyección, otra forma de ajuste a la condición neurótica. El sujeto que proyecta, atribuye a los otros aspectos que le corresponden”. Entonces, el proyector, atribuye a los otros lo que son de él, entonces, al no asumir sus propias debilidades o fortalezas, puede mentir al comentar sobre los otros.
3) La confluencia: Sinay e Blasberg (1997) mencionan que la confluencia es el: “Mecanismo de resistencia por el cual se diluye la frontera de contacto entre el individuo y el medio. Aquel no advierte ni tolera diferencias entre él y el resto del mundo.” El confluente no sabe lo que quiere o lo que no quiere, por lo tanto, se deja llevar por la impresión o las opiniones de los demás. En estas circunstancias, al no saber que hacer, el confluente puede mentir sobre sus sentimientos o deseos.
4) El filtraje: Prado (2005) señala: “El individuo crea filtros rígidos por los cuales pasa toda sensación, sentimiento y pensamiento. Estos filtros matizan la experiencia, entonces el individuo tiene como referencia solamente el significado de los filtros”. El individuo que hace mucho uso de los filtros es aquel típico sujeto a quien se denomina de “mente cuadrada”. Y si se exagera con los filtros tenemos a los psicópatas. El que usa los filtros, puede mentir con más frecuencia puesto que vive más la irrealidad.
5) La Deflexión: Salama y Villarreal (1988) señalan al respecto: “Las deflexiones en general, tienden a desteñir la vida, la acción dirigida a algo no llega a su objetivo, pierde fuerza y efectividad por ejemplo: reírse al hablar algo serio, hablar a un público de mediana educación en términos abstractos o difíciles de entender, no ver al interlocutor, preferir emociones débiles a las intensas.” El que deflexiona no hace contacto con el otro, o sea, no se comunica de forma directa. En este contexto, el deflexor tiene temor al contacto real, entonces, puede acudir a la mentira para disimular su temor e inseguridad.
Los mecanismos de resistencia son usados por los individuos conforme las características del entorno en el cual viven. Cuanto más complejas o críticas las relaciones, los mecanismos de resistencia surgirán con más frecuencia para que el sujeto pueda vivir en la cotidianidad, por lo tanto, el mentir estará relacionado con alguno o algunos de los mecanismos siendo usados.
MENTIRAS Y “MENTIRAS”
Como hemos visto, existen una gama amplia de mentiras que se dan en sujetos normales, en sujetos bajo presión, en sujetos patológicos y en sujetos antisociales.
En sujetos normales la mentira puede darse de forma conciente, como una estrategia para existir en un mundo que les obliga a vivir bajo presión. Esta presión surge en el hogar (problemas con la pareja, con los hijos, con los padres), en el trabajo (problemas con los colegas, con los jefes) y en la comunidad (deudas, carencias, excesos, necesidades, requerimientos, intereses, etc.). En casos extremos, los sujetos son obligados a mentir por circunstancias sociales anómalas (Carencia de trabajo, carencia económica, enfermedades, costo elevado de la vida, explotación, etc.).
Y conforme aumenta el “salvajismo social”, y las presiones van “in crescendo” la mentira va tomando carta de ciudadanía, y los individuos mienten, tomando el acto de mentir como algo “normal”. Entonces, aparecen sujetos que utilizan la mentira no solamente para defenderse, sino para sacarle beneficio. Usan la mentira para: Chantajear, boicotear, castigar, hacer daño premeditado, engañar, manipular, tergiversar los hechos, estafar, robar, y otros.
En los individuos patológicos, la mentira asume distintos matices, conforme las características de la conducta anormal. En los neuróticos, la mentira tiene más un carácter defensivo, en los mitómanos, la mentira es para engañarse a sí mismo o para engañar a los otros, y en los psicópatas, la mentira es más usada para hacer daño al otro.
EL IMAGINARIO SOCIAL
Un comentario falso respecto a un hecho o a una realidad, no necesariamente se constituye en una mentira, si el sujeto que lo expresa parte de una información a la cual él puede acceder, y que en algunos casos puede ser parcial. Entonces, tenemos el imaginario social que es una realidad construida a partir de la información que se tiene. Así, de acuerdo a Juan Luís Pintos los imaginarios sociales son “aquellos esquemas que nos permiten percibir algo como real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que en cada sistema social y los subsistemas funcionalmente diferenciados se describa como realidad”. Entonces, Pintos revela que el individuo o el grupo pueden crear su propia realidad, y partir de la misma interpretar los hechos. Pintos añade: “Ello vendría a significar que las diferentes realidades se construyen mediante la exclusión de la posibilidad de atribución a alguna de ellas de un carácter absoluto.” ¿Entonces, dependiendo del contexto social la mentira y la veracidad serían relativas? Considero que no. Relativizar la mentira y la verdad, seguramente nos llevaría a un mundo inseguro e inestable, puesto que no habrían parámetros éticos y morales. Así, por ejemplo, en el conflicto de medio oriente, ¿podríamos justificar que los judíos y los palestinos tengan su propia realidad? Y a partir de ahí, ¿ellos puedan manifestar aquellos que se les ocurra? Desde el imaginario social, se podría señalar que tanto los judíos como los palestinos han construido su propia realidad, sin embargo, las dos realidades no tendrían que ser muy disímiles, porque ambos grupos están constituidos por seres humanos, que comparten muchas características similares. Y es a partir de estas características comunes que se puede crear un imaginario común entre los dos pueblos, para que compartan sus percepciones y vivencias. Si bien el imaginario social puede justificar particularidades en la percepción, no puede tapar las mentiras o las verdades que cada grupo emite sobre si o respecto al otro.
Entonces, tenemos mentiras y “mentiras” que se entremezclan generando una dinámica compleja en la vida de los seres humanos. La mentira como tal, refuerza la irrealidad.
¿QUÉ ES LA VERACIDAD?
Conforme la Real Academia Española la veracidad es: Cualidad de lo veraz. Y veraz es: Que dice, usa o profesa siempre la verdad. O sea, que corresponde enteramente a la verdad o a la realidad. Entonces, cuando un sujeto es veraz lo que dice concierne a la realidad. Así se puede señalar que la veracidad es el acto que se expresa sobre algo y que corresponde a la verdad y a la realidad.
Parece que no existen tipos de veracidad, puesto que existiría una sola forma de ser veraz: “Decir o reflejar la verdad o la realidad”.
¿Y CÓMO LLEGAMOS A LA VERDAD?
En el mundo en el cual tenemos nuestra existencia, llegar a la verdad involucra una disciplina natural o una disciplina sistemática.
El niño pequeño es veraz porque, conforme ve o siente la realidad nos manifiesta sus necesidades. Él es veraz porque dice lo que siente o lo que piensa. Manifiesta sus sensaciones conforme ellas surgen. Entonces, en el infante la veracidad está presente de manera natural.
Cuando el niño crece y empieza a asumir ciertas responsabilidades o le asignan ciertos deberes, emerge la dualidad veracidad vs. mentira. Si el ambiente familiar acepta al niño con sus virtudes y defectos, acepta sus errores, lo retroalimenta positivamente, reconoce sus logros, lo estimula y apoya continuamente, es posible que ese infante mantenga la veracidad. Si el ambiente familiar es castigador o es muy permisivo, posiblemente el niño aprenda a mentir.
En la escuela, fuera del conocimiento, el niño aprende una serie de comportamientos sociales donde también surge la dualidad veracidad vs. mentira. En la escuela el niño refuerza el ser veraz o el ser mentiroso. Si en la familia el niño aprendió a ser veraz, seguramente intentará mantener la veracidad en la escuela. Si en la familia el niño aprendió a ser mentiroso, es posible que en la escuela refuerce más la mentira.
En la adolescencia, la persona pasa por un proceso de desarrollo emocional que configura su personalidad a través de las relaciones interpersonales. El adolescente no solo está conciente de sí, sino que también se da cuenta de lo que sucede en su entorno. Hace contacto con el ambiente y contrasta sus percepciones con la percepción de los otros.
En la adultez el individuo ya tiene algunas herramientas para tomar conciencia de su realidad interna y externa y puede darse cuenta de lo que sucede en sí mismo y en el entorno y ser veraz. Sin embargo, esta posibilidad de toma de conciencia natural es limitada por un entorno abigarrado o complejo, que en muchos casos opaca la lucidez mental.
ESPEJISMOS E ILUSIONES
Antes de hablar de los espejismos e ilusiones desde una perspectiva gestáltica, es necesario hablar de los esquemas perceptivos o gestaltten. Estos se constituyen en configuraciones organismo/ámbito que se forman en el cerebro del perceptor a partir de su experiencia diaria en un entorno cristalizado o cambiante. Estas configuraciones actúan dentro de la dinámica del proceso de contacto organismo/ambiente y afectan el comportamiento del individuo.
Dentro de las configuraciones perceptivas podemos tener las configuraciones mentales, afectivas y corporales, y combinaciones de las mismas. Las configuraciones mentales obedecen a los procesos netamente cognitivos. Las configuraciones afectivas se subordinan a los procesos emocionales. Y finalmente, las configuraciones corporales están inmersas en los procesos biofísicos del cuerpo humano.
Si la persona crece en un ambiente normal, sano y equilibrado, las configuraciones perceptivas que se formen obedecerán a un proceso de autorregulación organísmica que genere una vida sana. La transformación será la tónica del grupo, por lo tanto se incentiva la evolución social.
Al contrario, si el ambiente (familia, grupo social, organización, sociedad) no obedece a una dinámica de autorregulación y transformación constantes, las personas se verán limitadas para desarrollar sus potencialidades. En ese contexto emergen las configuraciones mentales falsas que se constituyen en ilusiones, que conducen al individuo por el camino de la irrealidad. Las ideologías, creencias, y paradigmas que se cristalizan en el tiempo, conducen al individuo a desarrollar configuraciones mentales falsas o sea a vivir en el mundo de las ilusiones. Entonces, al identificarse con las ilusiones el individuo y el grupo social se anquilosan en comportamientos arraigados y/o anómalos. Entonces, la sociedad se cristaliza. Por ejemplo, si el Capitalismo Salvaje y/o el Comunismo Ortodoxo se mantienen intactos en la cabeza de los individuos y/o grupos, podríamos decir que la ilusión ha hecho presa de los sujetos, entonces, emerge la involución social en los individuos.
Asimismo, surgen las configuraciones afectivas falsas, como fruto de la identificación de los individuos o grupos con los objetos o situaciones (p.e. riqueza, poder, religión, costumbres, etc.). De esta forma se configuran los espejismos que conducen al individuo hacia el apego por la forma. Entonces, los individuos o grupos se atan a los objetos o situaciones, convirtiéndose en sujetos dependientes. Así, el hombre pierde la libertad. Por ejemplo, existen sujetos que se identifican excesivamente con la riqueza que poseen, y cuando la pierden, ingresan en un estado depresivo profundo, y en casos extremos, ante la perdida llegan al suicidio.
LA REALIDAD Y LA IRREALIDAD
Se puede decir que quienes conocen la realidad conforme ella es, son el niño pequeño y el sabio, puesto que ellos tienen su existencia en la realidad. El niño pequeño dice o expresa lo que siente a partir de su experiencia con la realidad, él no elucubra respecto al entorno. El sabio viven dentro de la realidad, lo experimenta y lo conoce. Y a partir de su experiencia, él expresa lo que ve, lo que siente o lo que piensa. Entonces, ambos viven y expresan la realidad, o sea son veraces.
El niño grande, el adolescente, el adulto y adulto mayor, ya ingresan en el mundo de lo real/irreal. Hablando simbólicamente, empiezan a probar de los frutos del árbol prohibido, el árbol del conocimiento del “bien” y el “mal”. Entonces, aprenden a discriminar lo real de lo irreal. Y conforme su aprendizaje, el individuo y/o los grupos desarrollan su capacidad de toma de conciencia o darse cuenta de lo real y lo irreal.
El enfoque gestáltico ha tenido la virtud de enfatizar la toma de conciencia como un instrumento para el crecimiento personal hacia un desarrollo integral de la mente, emoción y cuerpo. Y en este contexto, la toma de conciencia se constituye también en un instrumento que enseña a discriminar lo real de lo irreal.
Se tiene varios tipos de toma de conciencia:
a) La toma de conciencia individual: Es la capacidad de darse cuenta que el individuo desarrolla para tomar conciencia de su cuerpo, de sus emociones y de sus pensamientos, contrastando con la realidad. En la medida que la persona desarrolla más esa capacidad tiene la posibilidad de llegar a la madurez personal. Y en ese contexto, puede discriminar mejor lo real de lo irreal. Por ejemplo, el individuo puede darse cuenta de aquello que es introyecto u “objeto extraño” dentro de sí, o tomar conciencia de aquello que realmente hace parte de él, o sea de lo asimilado.
b) La toma de conciencia social: Es la capacidad de darse cuenta del entorno, de sus características y funciones, de sus limitaciones y potencialidades, y de su efecto en el comportamiento individual y grupal. A partir de un análisis critico, el individuo aprende a comparar lo real y lo irreal en el entorno. El individuo se da cuenta del tipo de sociedad en el que vive; de sus fortalezas y debilidades, de sus ventajas y desventajas. Entonces, el individuo, o el grupo, conoce la realidad social. Entonces, puede criticar o alabar el sistema social en el cual él participa (Capitalismo o Socialismo). A la sazón, destruye lo anquilosado, y construye lo nuevo. Evita la cristalización de las ideas. Estimula la transformación.
c) La toma de conciencia ecológica: Es la capacidad de darse cuenta del ambiente en cuanto naturaleza (ríos, montañas, lagos, océano, etc.). Es la habilidad de sintonizar con nuestro hábitat, y tomar conciencia de los equilibrios y desequilibrios. El individuo o el grupo, se siente uno con la naturaleza, y busca la preservación de la misma en equilibrio con las necesidades del hombre. Por ejemplo, los indígenas de los Andes, creen en la Pachamama (Aspecto femenino de la deidad) y buscan el equilibrio entre la necesidades del hombre y el proceso de autorregulación de la Madre Tierra.
d) La toma de conciencia transpersonal: Es la capacidad de darse cuenta de la realidad holística. Corresponde a la intuición fenomenológica planteada por Edmund Husserl que consiste en la capacidad de captar la realidad conforme ella es. En ese contexto, intuitivos fueron los principales representantes de la espiritualidad del hombre (Cristo, Buda, Krishna, etc.); y también hubieron científicos y estadistas que usaron la intuición para interpretar la realidad a cabalidad.
Entonces, la toma de conciencia conduce a la persona a ver la realidad intrínseca e extrínseca, y darse cuenta de la realidad y la irrealidad. Así el individuo o el grupo pueden manejar mejor la dualidad veracidad vs. mentira.
CONCLUSIONES
Hemos visto que la veracidad y la mentira se hacen presentes en la vida cotidiana generando una dinámica que afecta en el comportamiento de los individuos y/o los grupos. La mentira es la que presenta más variantes, y sus efectos son múltiples. Por esto hay “mentiras” y mentiras, que ocupan el cotidiano del individuo o el grupo. La mentira como tal existe, pero también están los imaginarios sociales que pueden ser confundidos con la mentira. La veracidad aparentemente se presenta como más simple en su definición y en sus características, sin embargo, el encontrar la verdad involucra métodos naturales o métodos sistemáticos. Factores como el espejismo y la ilusión dificultan el proceso de encontrar la verdad, y más bien refuerzan el surgimiento de la mentira. La toma de conciencia como instrumento, en sus diferentes variantes, posibilita el darse cuenta de la realidad y de la irrealidad, por lo tanto estimula la veracidad.
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LAS AMAN ZONTKS
Las amazonas fueron míticas mujeres que conformaron sociedades matriarcales durante periodos prolongados en distintas partes del mundo. Hoy, "amazonas" son aquellas mujeres que luchan por la igualdad de derechos y por una mejor sociedad.
Psicologia de la mentira y la veracidad desde un enfoque gestáltico
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