Iván Prado Sejas
Uno piensa
y dice, debo votar por la derecha, por qué los partidos que siguen esa línea
defienden la democracia, permiten el desarrollo del país, generan riqueza, estimulan
la libertad, defienden la propiedad privada, permite la libertad de culto, etc.
Sin embargo, con la vigencia del capitalismo salvaje, todos los aspectos
mencionados, son simplemente propaganda para engañar a los incautos.
Lamentablemente, este engaño uno lo sufre todos los días, sobre todo en los países
con gobiernos de derecha, puesto que estos son simplemente, tentáculos de un
sistema que no le importa acabar con la vida en el planeta, a cambio de obtener
toda la riqueza y el poder en favor de pocos.
Es tan
grande la angurria de los que se creen “los dueños del mundo” que al
capitalismo lo han convertido en capitalismo salvaje para favorecer sus
intereses. A este nuevo modelo, los investigadores sociales lo llaman de
hipercapitalismo. Y este sistema esta dominando en la mayor parte de los países
con gobiernos de derecha, por no decir en todos. A partir de estas
circunstancias, la derecha, en los distintos países, está obligada a rendir pleitesía
al hipercapitalismo. En este sistema son pocos los que sustentan el poder y la
riqueza en la Tierra. Estos “pocos” se consideran dueños y señores de gobernantes,
de empresarios, de líderes políticos, y
de toda la opinión pública. Usan todos los medios de comunicación a su alcance
para hacer creer que el “capitalismo” es el sistema ideal, que favorece a todos
y que continua vigente. Y en verdad, este “capitalismo” defendido por la
derecha, es simplemente capitalismo salvaje, con letras mayúsculas.
Menos mal,
que en las últimas décadas, están surgiendo gobiernos progresistas en el mundo
(gobiernos que se dicen de izquierda, populares, progresistas), con metas
socialistas, pero que en la realidad están usando el capitalismo con tendencia
social. Los dirigentes de los partidos
de izquierda (no los de ultraizquierda) o progresistas, paradójicamente, han
visto la necesidad de usar el capitalismo para generar riqueza y distribuirla a
las mayorías (ej. Argentina, Brasil, Bolivia,
Ecuador, Venezuela, Uruguay, y otros). Esto
está ocurriendo, porque no es fácil implementar un sistema socialista (en el
sentido puro del socialismo; para eso se requiere etapas de transición). El surgimiento
de gobiernos progresistas ha favorecido y favorece a los “muchos”. Y por esto, los
representantes del sistema hipercapitalista
hacen todo lo imposible para cambiar a esos gobiernos.
Ahora, sí sabemos
y vemos que los gobiernos denominados de progresistas no son perfectos, y por
esto debemos criticarlos permanentemente, para que re encaucen sus políticas, siempre
en favor de las “mayorías”. En esas mayorías estamos nosotros. Debemos observar e indicar los temas de
corrupción, fallas en la gestión administrativa, vacíos en la formación y
capacitación de los dirigentes o administradores, fallas en la planificación, errores en la
aplicación de políticas en favor de los desposeídos, fanatismo en ciertas
posturas ideológicas, pensamientos y
sentimientos de separatividad, falta de estrategias, etc.
Entonces, ¿debemos
votar por los partidos de derecha? Si lo hacemos, no reclamemos mañana, cuando
veamos que nuestro país fue saqueado, con disimulo, pero saqueado por las
transnacionales, representadas por empresas y megaempresas nacionales e
internacionales, y que siguen los lineamientos del hipercapitalismo. Por cierto,
el capitalismo “normal” perdurará por un tiempo más, pero, mientras dure,
debemos usarlo para favorecer a las mayorías (El hipercapitalismo solamente favorece
al 0,001% de la población mundial). Y lógicamente, en el transcurso del tiempo, debemos
buscar un mejor sistema que se llame “socialismo democrático”, “socialismo
comunitario”, o lo que sea, pero que favorezca a todos, y mantenga la vida
sobre la Tierra.