El hombre tendría que ser un promotor del equilibrio de la naturaleza, no solamente a través de una postura de respeto al control biológico que la propia natura ejecuta desde hace millones de años. sino también por intermedio de la aplicación de los resultados de las investigaciones sobre los controladores biológicos que mantienen sanas a las plantas. De esta manera, se estaría coadyuvando para que la contaminación agroquímica no continúe haciendo estragos a la madre naturaleza. He aquí un articulo de cómo en Bolivia algunos agricultores están usando a los microorganismos para el control de plagas:
Uso de
controladores biológicos trae mayores beneficios para agricultores.
Por Ricardo
Herrera Farell
09/05/2013
El uso de
microorganismos nativos en sustitución de los agroquímicos para el control de
plagas y como atenuante al deterioro de las tierras de cultivo se ha convertido
en una alternativa real en Bolivia, donde su aplicación ha dejado de ser
experimental y ya se los utiliza en más de 50 cultivos y en cerca de 250,000 Ha
"Todo el mundo se
sorprende, porque nadie creía que podría utilizarse el control biológico en
grandes extensiones. Hoy somos el único país donde se lo está aplicando en esas
dimensiones por pequeños y medianos productores, organizaciones indígenas,
municipios y otras instituciones que contribuyen a reducir el impacto de la
actividad agrícola en el medio ambiente”, afirma Miguel Ángel Crespo, director
de Productividad Biosfera y Medio Ambiente (PROBIOMA), organización no
gubernamental que hace 21 años inició las investigaciones en este campo de la
biotecnología.
Las enfermedades
más comunes entre los insectos son causadas por hongos microscópicos que
regulan sus poblaciones. Con el uso de agroquímicos estas enfermedades también
han sido afectadas y al generar los insectos resistencia a los agroquímicos se
fueron multiplicando sus poblaciones de manera que los microorganismos que los
controlaban fueron desapareciendo.
"Lo que hicimos
fue aprender a identificar microorganismos nativos que son controladores de
ciertas plagas frecuentes en los cultivos. Los aislamos en laboratorio, los
multiplicamos y luego los reinsertamos en los campos de cultivo”, explica Crespo.
Por otro lado,
indica que estos microorganismos sólo actúan si está su huésped (es decir
gusanos, chinches, pulgones y otros insectos que afectan a los cultivos). Si no
está, desaparece o se queda en estado de latencia en colonias muy pequeñas y
son inocuos a las personas, animales y plantas. Además no contaminan el medio
ambiente, no degradan la tierra y más bien muchos de ellos la enriquecen.
Otra de las
ventajas que tienen es que son de fácil aplicación. Luego de pasar por el
laboratorio, ya que vienen de forma líquida o en polvo para ser diluidos en
agua, pueden ser usados en pequeñas o grandes extensiones, sólo variando las
dosis.
Plantas sanas
Cecilio Lijerón
es un ejemplo de pequeño productor y puede testimoniar las ventajas del control
biológico. Él se hace cargo de las 4 Ha que tiene el hogar de niños huérfanos
El Sauce en Samaipata, provincia Florida, en el oriental departamento de Santa
Cruz. Desde hace tres años allí utilizan estos controladores biológicos en el
cultivo de hortalizas.
"La única
diferencia con los agroquímicos es que mientras estos tienen un efecto rápido,
con los microorganismos hay que esperar unos tres a cuatro días hasta que
infecten a las plagas. Sin embargo los beneficios son mayores, ya que nuestros
productos al ser orgánicos y más saludables, se cotizan más en el mercado”,
explica Lijerón.
Por otro lado,
Lino Hidalgo, que maneja las 200 Ha de soja de la escuela agropecuaria Colonia
Piraí, localidad de Cuatro Cañadas, a 60 km de la ciudad de Santa Cruz, indica
que han utilizado los microorganismos no sólo en el control de insectos, sino
también contra otros hongos perjudiciales.
"El Trichoderma
spp coloniza las raíces de las plantas evitando que los hongos patógenos
infecten la raíz, lo que permite que crezcan sanas y puedan asimilar todos los
nutrientes”, comenta Hidalgo.
Pero lo peculiar
del Trichoderma spp es que también degrada agentes tóxicos como los pesticidas
químicos, minerales e hidrocarburos, con lo que aporta en el tratamiento y
restauración de suelos contaminados. Su aplicación no es exclusiva para la
soja, sino también para una gran variedad de cultivos extensivos, como el trigo
y el maíz. También se utiliza para las hortalizas y árboles frutales, entre
otros.
Actualmente
PROBIOMA tiene en su laboratorio más de 450 microorganismos nativos a los que a
través de investigaciones se les han encontrado nuevas aplicaciones. Este es el
caso del Beauveria bassiana, un hongo entomopatógeno que actúa por contacto e
ingestión. Se adhiere al cuerpo del insecto, lo infecta y le provoca parálisis
y muerte después de 4 a 8 días, pero además libera y disemina las esporas para
infectar a otros insectos. Es utilizado en el combate a chinches, gusanos y
escarabajos que atacan una gran variedad de cultivos. Pero además elimina de
manera eficaz a la vinchuca (Triatoma infenstans), insecto transmisor de la
enfermedad de Chagas, que destruye el tracto digestivo en las personas
infectadas. Su eficacia se ha probado con éxito en la región de Zudáñez, en el
céntrico departamento de Sucre y en pequeñas poblaciones de Tarija, al sur del
país.
Viveros
orgánicos
Incluso en
lugares donde se realizan cultivos específicos como la quinua ya se está
aplicando estos controladores biológicos.
"Optamos por
utilizar estos productos porque los químicos van contra la salud de nosotros
mismos. Además para exportar también tenemos que hacerlo con una quinua sana”,
dice Gregoria Wilka, indígena aymara de la localidad de Acayapu, en el
occidental departamento de Oruro.
También se han
desarrollado emprendimientos destinados no sólo a la agricultura, sino también
a la reforestación. En San José del Norte, en Santa Cruz, PROBIOMA ha impulsado
la creación de un vivero en el que utilizando los controladores biológicos se
cultivan arboles como la mara y el tajibo que el crecimiento de la frontera
agrícola y la extracción de madera ha ido disminuyendo. A cargo de dicho vivero
se encuentra un grupo de mujeres campesinas como Felicidad Menezes Calderón.
"Empezamos muchas
mujeres, pero ahora hemos quedado unas cuantas y ya hemos visto que podemos
aplicar estos productos también a nuestros cultivos, por ejemplo en las nueve
hectáreas de soja que tenemos con mi esposo”, dice Menezes Calderón, indígena
de origen quechua que vive desde hace nueve años en esta región.
A los logros
antes mencionados también se le debe sumar la certificación internacional de
los controladores biológicos que en abril del año pasado logró PROBIOMA. Todos
sus productos pasaron los análisis realizados en laboratorios de Hamburgo,
Alemania, lo que les permite no sólo su uso interno, sino también que se los
pueda utilizar en otros países.
"Hemos hecho un
cálculo y los controladores biológicos están beneficiando a más de 2 millones
de consumidores que están comiendo más sano, estamos recuperando más cultivos y
tierras con un manejo sostenible y contribuyendo a la valoración de la
biodiversidad, porque Bolivia va a vivir de esto, no de fabricar celulares, lo
que nos enmarca dentro de los principios del Buen Vivir”, indica Crespo.