“De
aquí a algunas décadas el planeta Tierra será el orbe de la basura”. Esta
afirmación surge de aquellos que ven el planeta siendo inundado por basura. ¿Y
esto por qué? El capitalismo salvaje continúa
estimulando la obsolescencia programada o no programada para la mayor parte de los
productos, por lo tanto, después de la
obsolescencia de los mismos ya no se sabe dónde colocar tanta basura. Hoy, en
las grandes ciudades se reúne la basura por cientos de miles de toneladas. Sin
embargo, muy poco de esa basura es reciclada, y una buena parte de la misma
llega a los países subdesarrollados en forma de
objetos usados, para ser vendidos nuevamente o para quedarse simplemente
como desperdicios. Y por la pobreza en la que se encuentra, la gente acepta la
basura, tratando de tener algo (aunque ese algo no sirva para nada); la cosa es
tener. Algunos gobiernos y muchas de las corporaciones de los países del hemisferio norte han visto a los países del
sur como basureros potenciales, y por esto envían toda la basura que pueden.
Nadie
en este mundo seguramente espera que el planeta se convierta en un basurero,
digo nadie por decir, puesto que aquellos que ostentan la riqueza, tienen
propiedades limpias de desechos, y por lo tanto, no se dan cuenta, ni les
interesa tomar conciencia de que la basura que se tiene es inmensa, y ni se
inmutan en sentirse culpables. Ellos solo desean la rentabilidad económica a
como de lugar, no importa, si alguien se
lamenta, si alguien se arruina o si alguien se muere. Y mucho menos les
interesa el problema de los residuos.
La
obsolescencia programada es la
programación para que un producto o servicio tenga un periodo definido de vida
útil. La no programada es aquella que surge por la propia vida útil del
producto. Los megamillonarios ven la obsolescencia de los bienes como parte
vital de su subsistencia económica. Por
lo tanto, un producto para ellos puede tener vida útil de un mes, dos meses,
cinco meses, un año, dos años o un periodo que no sea muy largo (no debe durar mucho
tiempo por cierto, puesto que se pierde dinero, dicen ellos). Hay productos que duran días, horas o
minutos. Termina la vida útil de un producto, un nuevo producto sale al mercado;
ese producto finaliza su periodo remunerativo, y un nuevo producto sale a la
venta, y así por delante; y lo que queda después es simplemente desecho o basura.
Y
alguien dirá, “esto siempre fue así, así es y así será”, conforme una visión
miope de la realidad. El tema de la basura emerge con la revolución industrial;
antes las comunidades vivían de la forma más natural posible. Todavía hoy en
día hay comunidades rurales que viven una vida simple, donde los productos
tienen la vida útil necesaria, y la mayor parte de la basura es reciclada. Así
pudimos vivir durante milenios en el planeta, y hoy que tenemos una tecnología (supuestamente de última generación), tenemos enormes
basurales en todo el orbe. Lógicamente que el problema no es de la tecnología
en sí, sino la culpa la tienen aquellos que usan la tecnología para crear desechos,
y todo esto en función de ganar dinero.
Sin
embargo, aquellos que creemos en la madre naturaleza podemos afirmar categóricamente, que la Tierra
no es un basurero, ni lo será nunca. El principio del equilibrio ecológico y
humano está empezando a funcionar. La Tierra, ya ha comenzado a procesar el
ciclo del equilibrio ecológico, y esto no lo podrá detener nadie.
“Mañana
veremos pasar seres nauseabundos, que recogerán el fruto de la basura creada, y
serán agarrados por el lado cortante de la vida.”