ENTREVISTADOR: David Moreno García-Arisco (Ámbito Cultural)
En 1964 tiene lugar en Ginebra la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). La delegación cubana está encabezada por Ernesto Ché Guevara, flamante Ministro de Industria de la Administración de Castro. Como Cuba no cuenta con embajada en el país, jóvenes suizos simpatizantes del régimen son telefoneados para organizar la infraestructura del viaje. Jean Ziegler (Thun, Suiza, 19 de abril de 1934) hará de chófer e improvisado guía turístico durante toda la visita. En su Morris acompañará a la delegación cubana durante toda su estancia.
Noche especialmente cerrada, es el último día del Ché en Ginebra. Después viajará a África y más tarde ya nadie conocerá su paradero hasta que caiga a manos del ejército boliviano. El hotel donde se hospedan los cubanos está en una pequeña elevación desde donde hay una vista inmejorable de la capital suiza. Deslumbrado por el personaje con el que ha convivido durante los últimos días, este "joven burgués" de pretensiones utópicas y alma romántica da un paso al frente: "Comandante, quiero ir con usted". Ernesto Guevara, en un francés dificultoso pero con la fina ironía que quienes lo trataron dicen que gastaba, señaló las luces de la ciudad, donde prevalecían las grandes reclamas publicitarias de los principales bancos europeos y mundiales en la oscuridad de la noche: "Allí es donde reside el cerebro del monstruo, ahí es donde usted tiene que luchar". Muy herido y humillado, este inocente pequeño-burgués, no olvidará jamás este encuentro.
Más de cuarenta años después de aquel acontecimiento, Jean Ziegler, ve claro lo apropiado de aquellas palabras, durante estos años ha sido Relator Especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación entre 2000 y 2008 y Vicepresidente, en la actualidad, del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y ha encontrado en la pluma un arma para la inserrección de las conciencias.
ÁMBITO CULTURAL: Explíqueme esto: "La pérdida de los valores de la Ilustración provocarán la caída de los países occidentales".
JEAN ZIEGLER: "Los hombres nacen libres e iguales en derecho" proclama el art. I de la Declaración de los Derechos Humanos y del Ciudadano votada el 26 de Agosto de 1789 en París. Esta Declaración, tal como fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, es heredera de la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776. A lo largo de estos años, los países occidentales han defendido este cuerpo jurídico sin aplicárselo a ellos mismos. Son Estados democráticos que practican el fascismo exterior. La no condena a Israel por parte del bloque occidental por sus crímenes en Gaza provoca la no colaboración del bloque de los países no alineados para enviar soldados a Darfur. Así se paraliza la acción de las Naciones Unidas, caldo de cultivo ideal para la actuación de las dictaduras.
A.C.: ¿Qué es el "Odio a Occidente" y cuáles son sus causas?
J.Z.: El odio es la consecuencia del doble lenguaje de los países occidentales. Existen dos tipos de odios, el odio patológico que se manifiesta en los movimientos terroristas como Al Qaeda y que forma parte del crimen organizado internacional; y el odio racional, que es del que hablo en el libro, cuyas causas fundamentales son tres. Primera, lo que yo llamo la "Memoria Herida" o la esclavitud transformada en conciencia política. Por primera vez un indio aymaraa llega la presidencia de un país como Bolivia. No se trata de un intelectual de izquierdas, sino de un indígena de esa tierra que ha conseguido poner límite a la explotación del petróleo nacional por parte de las multinacionales. Tras cinco años de mandato la población boliviana padece menos hambre y apenas sufre de analfabetismo. Existe una voluntad de emancipación que se ha despertado justo ahora. La segunda causa es el doble lenguaje, del que hemos hablado antes. Y en tercer lugar se encuentra el canibalismo mundial. De 6.700 millones de habitantes que tiene el planeta, 4.900 viven en los países del sur. En estos países, cada cinco segundos muere un niño menor de 6 años. Cerca de 37.000 personas mueren de hambre al día, y 1.000 millones de individuos están subalimentados. Según datos de la FAO, de lo que se produce a través de la agricultura, se podrían alimentar a 12.000 millones de personas, el doble de la humanidad. Esto quiere decir, que el hambre en el mundo no es una fatalidad. Un niño que muere de hambre hoy día, es un niño asesinado.
A.C: ¿Es posibles que necesitemos una nueva Revolución Francesa?
J.Z.: Totalmente. Una revolución que inspire los nuevos principios de interés general del mundo. Mi libro, es un libro de esperanza, basado en los acontecimientos actuales: la emancipación de los pueblos, a través del odio a occidente, está creando una verdadera conciencia política y reafirmando las soberanías en los países del sur. Nos encontramos también ante el nacimiento en Europa de una nueva sociedad civil: Green Peace, Acción contra el Hambre, y multitud de ONGs que se extienden por el planeta.
A.C.: ¿Es este nuevo orden compatible con los Organismos Multilaterales clásicos como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI)?
J.Z.: El Banco Mundial, el FMI y la Organización Mundial del Comercio (OMC) son instituciones mercenarias del capital financiero internacional que deben ser disueltas. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron fijados en el año 2000 por los 192 países miembros de las Naciones Unidas. Pues bien, a cinco años de la fecha límite, estos objetivos están lejos de ser conseguidos. Hay más hambre, ha aumentado la mortalidad infantil y la diferencia entre los países ricos y pobres se ha incrementado. En un discurso reciente, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Mun, dijo que se necesitaban 40 millones de dólares más para acabar con el hambre en el mundo. Dice esto, pero no ataca a las multilaterales ni al canibalismo del mundo. La ONU, que fue fundada para el interés general, ahora sólo lo representa a los intereses de los poderosos. Se ha establecido la dictadura del Banco Mundial. 500 sociedades multinacionales controlan el 53,8% del PIB mundial. Las oligarquías del capital financiero globalizado tienen más poder que los antiguos emperadores o Papas. Se está produciendo una refeudalización del mundo.
A.C.: ¿Están, los dirigentes de los Países del Sur, libres de toda culpa?
J.Z.: Por supuesto que existe corrupción en los países en desarrollo. Hay gobiernos detestables, mercenarios de las multinacionales: Colombia, Nigeria, el propio Presidente de Perú, Alán García. El caso de Nigeria llama especialmente la atención. Uno de los principales productores de petróleo y, a la vez, uno de los más pobres del planeta. La respuesta, en este caso es doble: existen juntas militares corruptas que han de ser cambiadas, pero existen porque se les da apoyo por parte de las multinacionales.
A.C.: Este lenguaje tan directo que tiene, su manera de decir las cosas le ha provocado más de un problema, tanto en su país, Suiza, como en el extranjero…
J.Z.: Fui miembro del parlamento federal suizo desde 1981 a 1999, cargo que tuve que dejar debido a los procesos que se abrieron contra mí, y por los que fui condenado en Suiza, Alemania y Francia, tras los libros Suiza lava más blanco y el Oro Nazi [donde detalla el papel de los banqueros suizos en la retención ilegal de las cuentas inactivas de los judíos víctimas del Holocausto y la responsabilidad de Suiza en la prolongación de la Segunda Guerra Mundial]. Se me ha llegado a negar el visado a EEUU cuando me encontraba en medio de una investigación sobre las consecuencias del embargo a Cuba. Pero hoy tengo una inmunidad más fuerte que la que me garantizaba el parlamento suizo. Si hoy puedo hablar con la libertad que le he hablado es porque tengo inmunidad diplomática que es la que me ha permitido escribir un libro como este.
Es entonces cuando el profesor Ziegler recoge de la mesa un ejemplar de su libro El Odio a Occidente y lo sostiene con los dedos apretados como muestra irrefutable de las palabras que acaba de mencionar. El idioma italiano que le ha servido como muleta para apoyar un español más que decente durante toda la entrevista, monopoliza ahora su sentencia: El orden internacional es, precisamente, quien le otorga inmunidad para hablar con libertad. Las palabras de despedida las pronuncia en un académico francés. "Monsieur, ça a été un plaisir". El gusto, Sr. Ziegler, ha sido nuestro.