Cuando se habla de discriminación por raza, sexo, género, edad, color de piel, orientación sexual, origen, cultura, nacionalidad, lengua, religión, ideología, filiación política o filosófica, estado civil, condición social o económica, ocupación, grado de instrucción, discapacidad, y cualquier tipo de segregación, inmediatamente se nos viene a la cabeza el tema de la diferenciación. Entonces, la preguntas es ¿somos iguales o diferentes?
Desde una perspectiva espiritual podemos afirmar que todos somos iguales, porque “somos gotas que forman la vida en el océano del Universo”.
Desde la fenomenología, somos mónadas o esencias que compartimos una realidad desde nuestro origen a nuestro final.
Desde la perspectiva religiosa, dentro las distintas creencias, al ser hijos de Dios, siendo espíritus dentro de la materia, compartimos un origen común, por lo tanto somos iguales.
Desde una perspectiva psicológica, podemos decir que somos diferentes, si bien como seres humanos compartimos características comunes. Cada persona es única en su forma de ser, por lo tanto, mantiene su individualidad a lo largo de su existencia.
Desde una perspectiva sociocultural, existen grupos que comparten aspectos comunes, pero cada individuo es único dentro su grupo social o al interior de su cultura.
Entonces, podemos afirmar que somos iguales y diferentes y mantenemos nuestra individualidad y nuestro ser en el grupo a lo largo de la vida en sociedad.
En la realidad externa, vivimos en sociedades que estimulan por un lado el pensamiento individual y por otro el pensamiento colectivo. Las variantes son el pensamiento individualista y el pensamiento de masa. Dentro la sociedad capitalista se ha intentado estimular más al individuo en todas sus potencialidades, sin embargo, la distorsión surge cuando hoy se enfatiza el individualismo sobre la persona o el grupo. Por otro lado, dentro la sociedad socialista se ha estimulado al grupo con todas sus posibilidades, pero la distorsión se dio o se da cuando se enfatiza lo colectivo en detrimento del individuo.
El origen psicológico de la discriminación radica en que no existe la comprensión cabal del por qué somos iguales y del por qué somos diferentes. El origen económico, social y cultural de la discriminación radica en los supuestos que emergen en nuestra sociedad que refuerzan la división o separatividad entre los seres humanos.
LA DISCRIMINACIÓN EN EL MUNDO
Los paradigmas que refuerzan la separatividad no surgen solamente de la filosofía que está por detrás de los dos sistemas que tenemos (socialismo y capitalismo), sino también por el uso, o sea, por la forma como se aplican los dos sistemas. Una cosa es la teoría y otra cosa es la práctica. El socialismo materialista, que impulsaba pasar al comunismo después de una serie de fases de crecimiento, se estanco en la primera que es la dictadura del proletariado, con ciertas variantes que ocultan su lado más duro. Teóricamente, esta fase se justificaba porque era necesario imponer un régimen que pudiese implementar el socialismo rompiendo los esquemas capitalistas enraizados en la sociedad humana. Por otro lado, el capitalismo que impulsaba un desarrollo económico y tecnológicos de los pueblos, pasó a ser salvaje, puesto que las multinacionales, se olvidaron de aplicar el neoliberalismo, conforme dice la teoría, y empezaron a desarrollar una serie de políticas perversas para acaparar la riqueza y el poder a como de lugar, sin interesar el cómo. Estas multinacionales continuan teniendo influencia en los poderes estatales de los países capitalistas, y determinan las políticas de “desarrollo”; esto, a pesar de que después de la gran crisis, los gobiernos de los países desarrollados decidieran "controlar más" a las corporaciones.
Entonces, el pensamiento de separatividad que impulsa toda forma de discriminación, está enclavada en la mentalidad de los sujetos, y mucho más en aquellos que detentan el poder y/o la riqueza, puesto que así , paradójicamente, consiguen más fácilmente sus propósitos.
LA DISCRIMINACIÓN EN BOLIVIA
En Bolivia la discriminación fue, y es todavía, el pan de cada día (La más fuerte seguramente es la racial). La discriminación viene desde siglos atrás, y adquiere rango de “costumbre” con la llegada de los invasores. Continúa la discriminación racial en el periodo de la república, disminuyendo gradualmente su incidencia, conforme se sucedieron gobiernos populares que implementaron políticas para disminuir el racismo; recién, a principios de los 50 se elimina el pongueaje que era una forma de esclavismo, por lo tanto de discriminación. Y con la llegada de un indígena al poder en 2006, se puede decir que se rompieron con todos los paradigmas que colocaban al quechua, al aymara, al tupy guarany, etc. como ciudadano de tercera clase en este país llamado Bolivia. Este hecho histórico, posibilita a todo habitante (camba, kolla, chapaco, etc.) sentirse igual con sus congéneres. Por lo tanto, cualquier ciudadano (indigena, mestizo, blanco, etc.), de cualquier rincón del país, siente que tiene las mismas oportunidades de ser Presidente, Ministro, Gerente, Director, o de ocupar cualquier cargo que se presente. Para afirmar esto, no importa el nombre del Partido en función de gobierno, o el nombre de los gobernantes, lo que interesa es que el pueblo en general, y el pueblo indígena-mestizo en particular, se han permitido romper con viejas estructuras que promovían la discriminación en diferentes ámbitos.
Discriminación social:
En lo racial, en Bolivia se consideraba al indígena, ─y por lo tanto al mestizo─, como un ciudadano de tercera o cuarta categoría (Cuanto más moreno eras y más rasgos de indígena tenías, sufrías más la discriminación). Por lo tanto, en la visión racista, el indígena era menos inteligente, menos trabajador, menos capaz; y todo menos. Entonces, no se lo consideraba apto para ocupar cargos estratégicos o cargos altos. El indígena o descendiente de indígena debería contentarse con ser un simple campesino u ocupar cargos operativos de los niveles más bajos. Frente a esta realidad el mestizo (que somos la mayoría) y el indígena que se iba a vivir a la ciudad, se las tenían que ingeniar para poder sobrevivir en un entorno racista. Por esto, el préstamo de apellidos españoles, o la toma de nombres de origen anglosajón (Jhonny, William, etc.). En la actualidad, como consecuencia del tsunami social que se ha dado, seguramente, ya nadie tendrá que avergonzarse de su origen, menos prestarse apellidos o adquirir nombres anglosajones.
Respecto a la discriminación de género, lamentablemente, se ha discriminado durante siglos y se discrimina todavía a la mujer en diferentes ámbitos o quehaceres. No se da el mismo trato a la mujer en relación al varón en cuanto a salarios, niveles jerárquicos, oportunidades de empleo, etc. Si bien ha habido avances para generar igualdad, falta mucho por hacer.
Asimismo, existe todavía discriminación a los minusválidos en cuanto a su integridad, a su ser persona, a creer en sus posibilidades, por lo tanto, no se les otorga oportunidades de trabajo, infraestructura para mejor movilidad, formación continua, etc.
Finalmente, en Bolivia todavía emergen otras formas de discriminación conocidas dentro el amplio abanico de discriminación imperante en la sociedad.
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Han pasado más de seis años desde que este mi articulo fue redactado, y la sociedad boliviana ha cambiado bastante en el tema de la discriminación y el racismo. Ya son varios años de la promulgación de la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación y, en el presente, los indigenas y los mestizos ya se dan su lugar en todo el país, y los blancos tienen que aceptar esta nueva realidad. (23/05/2017)
Han pasado más de seis años desde que este mi articulo fue redactado, y la sociedad boliviana ha cambiado bastante en el tema de la discriminación y el racismo. Ya son varios años de la promulgación de la Ley contra el racismo y toda forma de discriminación y, en el presente, los indigenas y los mestizos ya se dan su lugar en todo el país, y los blancos tienen que aceptar esta nueva realidad. (23/05/2017)